viernes, 23 de mayo de 2008

Una trama financiera precedió a los atentados

Seis días antes de los atentados, las acciones de United Airlines y American Airlines , las compañías aéreas cuyos aviones fueron secuestrados, perdieron de un tirón respectivamente el 42 y el 39 por ciento de su valor. Además, las opciones de compra sobre los valores de empresas asentadas en el WTC como Mogan Stanley o Merrill Lynch & Co. se multiplicaron por 12 y por 25 respectivamente. Según denunciaría días después de los hechos de Nueva York y Washington la Comisión de Control de Operaciones Bursátiles de Chicago, la operación reportó a los "iniciados", que es como dicha comisión denomina a quienes poseen información privilegiada para operar en bolsa, más de 16 millones de de dólares de beneficio. Si los datos se extienden al resto de compañías afectadas que vivieron sobresaltos en sus acciones en los días previos a los atentados, los beneficios alcanzan varios cientos de millones: "Es el más importante delito por aprovechamiento ilícito de informaciones privilegiadas jamás registrado" , indicó en su informe la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCPO).

De inmediato, las sospechas se centraron en Bin Laden y su productivo entramado financiero: él mismo se habría beneficiado de los atentados. Pronto se descubrió que la sociedad Alex Brown había gestionado la mayor parte de las operaciones que tantos dividendos proporcionó a los "iniciados", cuyos nombres quedaron protegidos como consecuencia del modo en que se efectuaron las maniobras. Pocos después, el FBI fue apartado de las investigaciones oficiales para aclarar el hecho? ¿Por qué?

La Red Voltaire parece haber dado con la respuesta. El grupo Alex Brown está gobernado por el capitán Krongard , actualmente el número tres de la CIA. Por su parte, la participación mayoritaria en Carlyle corresponde al grupo United Defence Industries , undécimo vendedor de armas en el mundo y a cuyo mando está el clan del presidente Bush. Además, y por si fuera poco, Meyssan ha demostrado la existencia de vínculos comerciales muy estrechos y actuales entre la familia Bush y el Saudí Bin Laden Group , la mayor empresa de Arabia Saudí, fundada y dirigida por el clan familiar de Bin Laden. De hecho, no deja de ser llamativo que el patriarca del clan falleciera en 1988 en un misterioso accidente aéreo a bordo de un avión en el cual George Bush padre había montado en numerosas ocasiones para gestionar su devenir económico. Hoy, Bush Sr. seguiría mandando en Carlyle . La investigación ha llegado a una conclusión terrible: "George Bush padre, podría ser, entonces, uno de los afortunados beneficiarios de las maniobras bursátiles ligadas a los atentados del 11 de septiembre" , concluye el informe francés.

Además, cabe recordar que en 1996 el Departamento de Energía de los Estados Unidos elevó informes sobre la idoneidad de construir un oleoducto que atravesara Afganistán y el resto de Asia Central para transportar petróleo desde la cuenca del Caspio al resto de Asia. Dos años después, se vuelve a insistir en esa imperiosa necesidad. En Turkmenistán y Pakistán parecen dispuestos entonces a favorecer los intereses petrolíferos de Estados Unidos, algunas de cuyas mayores empresas del sector están dirigidas por George Bush padre. Quienes sí parecen más opuestos a los intereses norteamericanos son los afganos del régimen talibán, hasta entonces afín a Estados Unidos. De hecho, está documentado que Bin Laden y sus combatientes fueron entrenados por la CIA a través de los servicios secretos pakistaníes para liberar al país del dominio soviético. Pero a partir de entonces, la situación cambia de forma radical. A mediados de 2001, el secretario de asuntos exteriores de Pakistán, Niaz Naik especula con una posible intervención norteamericana en Afganistán que abriría el paso al oleoducto. Y predice que dicho ataque podría tener lugar en los últimos meses del año?

En este mismo sentido, no deja de ser sospechosa otra de las revelaciones que hace Thierry Meyssan. Al parecer, en julio de 2001, la cuenta bancaria del supuesto terrorista Mohamed Atta engorda en 100.000 dólares. La transferencia, de acuerdo al diario Times de la India, la efectúa el general Ahmed Mamad, el director de los servicios secretos pakistaníes.

Bajo esta perspectiva, los sucesos del 11 de septiembre se antojan como orquestados desde el interior del entablishment norteamericano. Las empresas petrolíferas y armamentísticas de los Estados Unidos resultaron ser las más beneficiadas con la tragedia, puesto que el ataque terrorista -repleto de sombras y preguntas sin responder- desencadenó una guerra que favoreció los mentados intereses. Además, la trama financiera hinchó los dividendos de las compañías participadas por los Bush. Con todos estos datos -y otros muchos en la misma línea que por cuestiones de espacio resulta imposible exponer- las dudas parecen más que justificadas? ¿Sabremos algún día qué hubo detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001?

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