lunes, 9 de junio de 2008

Lo que pasó realmente en Tonkin

El incidente del Golfo de Tonkin se trató de una operación de inteligencia, destinada a inventar un ataque, con el objetivo de proporcionar a la Casa Blanca de Lyndon Jhonson munición política para justificar la implicación norteamericana en Vietnam.

El 4 de agosto de 1964, Washington comunica que dos destructores norteamericanos que navegaban por el Golfo de Tonkin han sido agredidos por barcos torpederos norvietnamitas. El secretario de Defensa estadounidense, Robert McNamara anuncia que “hay pruebas inequívocas de un segundo ataque no provocado contra EEUU”.

Estos incidentes serán el motivo esgrimido para obligar al Congreso norteamericano a conceder plenos poderes a Johnson (el sucesor de Kennedy) para iniciar la escalada bélica en Vietnam, demandada por los sectores más duros del complejo militar industrial.

Hasta aquí la historia oficial, a la que habría que catalogar con el lema de algunos telefilmes: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Ya sabíamos –por la publicación el 13 de junio de 1971, a través del diario New York Times, de los llamados «papeles del Pentágono», un informe secreto elaborado por el Departamento de Defensa– de conversaciones telefónicas entre el Presidente y Robert McNamara, donde se desvelaba la existencia de operaciones secretas con el objetivo de provocar un ataque vietnamita que justificara la escalada bélica. Ahora sabemos lo que muchos teníamos como algo más que una sospecha: el segundo ataque nunca existió, fue un simple invento, una especie de “Cortina rasgada” –la película de Hitchcock donde EEUU es capaz de inventar una guerra inexistente–. Y lo sabemos porque lo dicen ellos. La inteligencia estadounidense acaba de desclasificar nuevos documentos que confirman que el gobierno de EEUU falsificó información para “fabricar” un ataque como el de Tonkin.

El más significativo de los documentos desclasificados es un informe escrito en 2001 por Robert Hanyok, historiador de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU, donde se afirma que los responsables del espionaje “distorsionaron deliberadamente” los datos, demostrando la inexistencia del ataque. Según Hanyokm los informes contenían “cambios en las traducciones sin explicación y la mezcla de mensajes sin relación en una sola comunicación”. El 90% de las comunicaciones relevantes interceptadas ese día a los norvietnamitas fueron omitidas, recortando y pegando las otras para que dieran el resultado, deseado pero irreal, de un ataque contra dos destructores norteamericanos. En realidad, tal y como confirma Hanyok, los supuestos atacantes ni siquiera sabían la localización de los destructores americanos USS Maddox y C. Turner Joy.

Se trató de una operación de inteligencia, destinada a inventar un ataque, con el objetivo de proporcionar a la Casa Blanca de Lyndon Jonson munición política para justificar la implicación norteamericana en Vietnam.

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Documentos desclasificados

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