Romina López La Rosa
1/2/2007
El sentimiento de solidaridad surgido entre los gobiernos europeos hacia Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre, que en medio de la conmoción los llevó al parecer incluso a permitir el secuestro de personas, ha comenzado a pasar una grave factura en Alemania.
La Fiscalía de Munich emitió ayer una orden de detención contra 13 presuntos agentes de la CIA estadounidenses por su participación en el secuestro del ciudadano alemán Jaled El Masri, mientras otro caso, el de Murat Kurnaz, que estuvo cinco años preso en la base de Guantánamo, tiene contra las cuerdas al actual ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.
De 43 años y origen libanés, la historia de El Masri podría servir para una versión de la novela El conde de Montecristo, al menos en la parte de las penalidades: Al parecer debido a que su nombre es casi idéntico al de un sospechoso de haber ayudado a una célula de Al Qaeda en Hamburgo (Jalid al Masri), fue detenido cuando iba de vacaciones a Macedonia en diciembre de 2003.
Las autoridades macedonias creyeron que su pasaporte alemán -ciudadanía que adoptó en 1994- era falso y alertaron a la CIA, que acabó llevándoselo en un vuelo secreto procedente de la ciudad española de Palma de Mallorca a una prisión de Afganistán, donde fue torturado, hasta que los agentes se dieron cuenta de que su documentación era legal.
En marzo de 2004 El Masri protagonizó una huelga de hambre exigiendo que se lo juzgara debidamente o liberara, y en mayo, tras haber reconocido los servicios secretos que se trataba de un error, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ordenó su puesta en libertad.
El Masri cree que las autoridades alemanas hicieron muy poco por su liberación, pero el caso de Kurnaz resulta mucho más delicado para el actual gobierno de coalición germano, porque Steinmeier era durante su captura el coordinador de los servicios secretos.
Kurnaz, quien lanzará en abril un libro con sus experiencias en Guantánamo, fue detenido en Paquistán en noviembre de 2001, durante un viaje en el que afirma que pretendía "profundizar en el islam". El joven nació en Bremen en el seno de una familia turca, aunque nunca adoptó la nacionalidad alemana.
En medio de las presiones que se vivían tras el 11-S sobre todo en Alemania -de donde provenían varios de los secuestradores de los aviones- las autoridades no hicieron nada por liberar a Kurnaz.
Steinmeier, del socialdemócrata SPD, asegura no haber tenido conocimiento del caso, pero a la vez se defiende. "Alemania era vista como el país preferido de las células terroristas 'durmientes' y como tal mirado con desconfianza por Estados Unidos. Encima teníamos que prestar atención de que no ocurrieran más atentados", argumenta.
El caso ha desatado una verdadera tormenta en torno al ministro, aumentada tras su afirmación de que de todos modos el joven tenía "sus raíces" en Turquía, pese a haber pasado toda su vida en Alemania.
El escándalo hace tambalear incluso a la coalición entre el SPD y los democristianos de Angela Merkel, quien fue al final la que gestionó la liberación de Kurnaz.
Los pedidos de captura de la Fiscalía alemana tendrán probablemente un efecto nulo -al igual que unos similares realizados hace unos meses por Italia- porque Estados Unidos no extradita a sus ciudadanos, pero los presuntos agentes podrían ser arrestados de viajar a Europa. Mientras tanto, El Masri ha iniciado un proceso también ante los tribunales estadounidenses en busca de una indemnización.
En Alemania, Steinmeier enfrentará aún una compleja batalla en su defensa política. Y tampoco está cerrado el capítulo de los vuelos secretos de la CIA en Europa, que involucran a muchos Estados, entre ellos España, donde se cree que hicieron escala 24 vuelos en los últimos dos años, según el Consejo de Europa. Los El Masri y Kurnaz podrían seguir multiplicándose.
(Extraído de prensa.com)
El 6 de diciembre de 2005 la American Civil Liberties Union ayudó a El-Masri a plantear una demanda en Estados Unidos contra el antiguo director de la CIA, George Tenet, y contra los propietarios de los aviones privados, usados por la CIA para transportarle. El-Masri tuvo que participar a través de video conferencia porque las autoridades estadounidenses otra vez le confundieron con el terrorista de al-Qaeda Jalid al-Masri y le negaron la entrada al país cuando su avión llegó a Estados Unidos. También negaron la entrada a su abogado, Manfred Gnjidic.
El 9 de octubre de 2007, la Corte Suprema de los Estados Unidos declinó, sin hacer comentarios, una apelación de demanda civil de El-Masri contra los EE.UU, permitiendo que se mantuviera un veredicto previo emitido por un juez federal de una corte de distrito, la cual fue confirmada por la Corte de Apelaciones del Cuarto Circuito de los Estados Unidos. Estas cortes habían estado de acuerdo con el gobierno en que el caso no podía avanzar sin exponer secretos de Estado.
Cinco meses en manos de la CIA
Un observador de aviones mallorquín, azote de la CIA
Los aeropuertos españoles, en el punto de mira
1/2/2007
El sentimiento de solidaridad surgido entre los gobiernos europeos hacia Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre, que en medio de la conmoción los llevó al parecer incluso a permitir el secuestro de personas, ha comenzado a pasar una grave factura en Alemania.
La Fiscalía de Munich emitió ayer una orden de detención contra 13 presuntos agentes de la CIA estadounidenses por su participación en el secuestro del ciudadano alemán Jaled El Masri, mientras otro caso, el de Murat Kurnaz, que estuvo cinco años preso en la base de Guantánamo, tiene contra las cuerdas al actual ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.
De 43 años y origen libanés, la historia de El Masri podría servir para una versión de la novela El conde de Montecristo, al menos en la parte de las penalidades: Al parecer debido a que su nombre es casi idéntico al de un sospechoso de haber ayudado a una célula de Al Qaeda en Hamburgo (Jalid al Masri), fue detenido cuando iba de vacaciones a Macedonia en diciembre de 2003.
Las autoridades macedonias creyeron que su pasaporte alemán -ciudadanía que adoptó en 1994- era falso y alertaron a la CIA, que acabó llevándoselo en un vuelo secreto procedente de la ciudad española de Palma de Mallorca a una prisión de Afganistán, donde fue torturado, hasta que los agentes se dieron cuenta de que su documentación era legal.
En marzo de 2004 El Masri protagonizó una huelga de hambre exigiendo que se lo juzgara debidamente o liberara, y en mayo, tras haber reconocido los servicios secretos que se trataba de un error, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ordenó su puesta en libertad.
El Masri cree que las autoridades alemanas hicieron muy poco por su liberación, pero el caso de Kurnaz resulta mucho más delicado para el actual gobierno de coalición germano, porque Steinmeier era durante su captura el coordinador de los servicios secretos.
Kurnaz, quien lanzará en abril un libro con sus experiencias en Guantánamo, fue detenido en Paquistán en noviembre de 2001, durante un viaje en el que afirma que pretendía "profundizar en el islam". El joven nació en Bremen en el seno de una familia turca, aunque nunca adoptó la nacionalidad alemana.
En medio de las presiones que se vivían tras el 11-S sobre todo en Alemania -de donde provenían varios de los secuestradores de los aviones- las autoridades no hicieron nada por liberar a Kurnaz.
Steinmeier, del socialdemócrata SPD, asegura no haber tenido conocimiento del caso, pero a la vez se defiende. "Alemania era vista como el país preferido de las células terroristas 'durmientes' y como tal mirado con desconfianza por Estados Unidos. Encima teníamos que prestar atención de que no ocurrieran más atentados", argumenta.
El caso ha desatado una verdadera tormenta en torno al ministro, aumentada tras su afirmación de que de todos modos el joven tenía "sus raíces" en Turquía, pese a haber pasado toda su vida en Alemania.
El escándalo hace tambalear incluso a la coalición entre el SPD y los democristianos de Angela Merkel, quien fue al final la que gestionó la liberación de Kurnaz.
Los pedidos de captura de la Fiscalía alemana tendrán probablemente un efecto nulo -al igual que unos similares realizados hace unos meses por Italia- porque Estados Unidos no extradita a sus ciudadanos, pero los presuntos agentes podrían ser arrestados de viajar a Europa. Mientras tanto, El Masri ha iniciado un proceso también ante los tribunales estadounidenses en busca de una indemnización.
En Alemania, Steinmeier enfrentará aún una compleja batalla en su defensa política. Y tampoco está cerrado el capítulo de los vuelos secretos de la CIA en Europa, que involucran a muchos Estados, entre ellos España, donde se cree que hicieron escala 24 vuelos en los últimos dos años, según el Consejo de Europa. Los El Masri y Kurnaz podrían seguir multiplicándose.
(Extraído de prensa.com)
El 6 de diciembre de 2005 la American Civil Liberties Union ayudó a El-Masri a plantear una demanda en Estados Unidos contra el antiguo director de la CIA, George Tenet, y contra los propietarios de los aviones privados, usados por la CIA para transportarle. El-Masri tuvo que participar a través de video conferencia porque las autoridades estadounidenses otra vez le confundieron con el terrorista de al-Qaeda Jalid al-Masri y le negaron la entrada al país cuando su avión llegó a Estados Unidos. También negaron la entrada a su abogado, Manfred Gnjidic.
El 9 de octubre de 2007, la Corte Suprema de los Estados Unidos declinó, sin hacer comentarios, una apelación de demanda civil de El-Masri contra los EE.UU, permitiendo que se mantuviera un veredicto previo emitido por un juez federal de una corte de distrito, la cual fue confirmada por la Corte de Apelaciones del Cuarto Circuito de los Estados Unidos. Estas cortes habían estado de acuerdo con el gobierno en que el caso no podía avanzar sin exponer secretos de Estado.
Cinco meses en manos de la CIA
Un observador de aviones mallorquín, azote de la CIA
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