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lunes, 6 de febrero de 2012

La agenda árabe en Siria está muy clara




Pepe Escobar
Asia Times Online
04-02-2012

Puede apreciarse una deriva acelerada en las “democráticas” maquinaciones de la Liga Árabe, o más bien, de la Liga del CCG, porque el poder real en esta organización pan-árabe lo ejercen dos de las seis monarquías del Golfo Pérsico que componen el Consejo de Cooperación del Golfo, también conocido como Club de la Contrarrevolución del Golfo: Qatar y la Casa de los Saud.

En esencia, el CCG creó un grupo en la Liga Árabe al objeto de controlar lo que está sucediendo en Siria. El Consejo Nacional Sirio –que tiene su sede en dos países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte: Turquía y Francia- lo apoyó con entusiasmo. Resulta elocuente que el vecino de Siria, el Líbano, no lo hiciera.

Cuando los más de 160 observadores, tras un mes de investigaciones, emitieron su informe… ¡sorpresa! El informe no se ajustaba a la línea oficial del CCG, que postula que el “malvado” gobierno de Bashar al-Asad está, unilateral e indiscriminadamente , matando a su propio pueblo y es por tanto necesario cambiar el régimen.

El comité ministerial de la Liga Árabe había aprobado el informe, con cuatro votos a favor (Argelia, Egipto, Sudán y el miembro del CCG: Omán) y un solo voto en contra, ¿adivinan de quién?: de Qatar, que está ahora presidiendo la Liga Árabe porque el emirato le compró su turno (rotatorio) a la Autoridad Palestina.

Por tanto, el informe fue ignorado (por los medios corporativos occidentales) o destruido sin piedad (por los medios árabes), prácticamente todos ellos financiados bien por la Casa de Saud, bien por Qatar. Ni siquiera se discutió, porque el CCG impidió que se tradujera del árabe al inglés y se publicara en la página web de la Liga Árabe.

Hasta que finalmente se filtró. Aquí está, al completo .

El informe es categórico. No hubo represión letal y organizada por parte del gobierno sirio contra los manifestantes pacíficos. En su lugar, el informe señala a bandas sospechosas como responsables de las muertes de los civiles sirios y de alrededor de mil efectivos del ejército sirio mediante la utilización de tácticas letales tales como la colocación de bombas en autobuses civiles, en trenes que transportaban diesel, en autobuses de la policía y en puentes y canalizaciones.

Una vez más , la versión oficial de la OTAN/CCG sobre Siria es la de un levantamiento popular aplastado con balas y tanques. A diferencia de los miembros de los BRICS, Rusia y China, y amplias franjas del mundo en desarrollo, que consideran que el gobierno sirio está combatiendo a mercenarios extranjeros fuertemente armados. El informe confirma en gran medida estas sospechas.

El Consejo Nacional Sirio es esencialmente una organización de los Hermanos Musulmanes afiliada tanto a la Casa de Saud como a Qatar, con un intranquilo Israel apoyando calladamente en la sombra. La legitimidad no llega exactamente en una taza de té verde. En cuanto al Ejército Sirio Libre, tiene en él desertores del ejército y bienintencionados opositores al régimen de Asad, pero la mayor parte del mismo está infectado de mercenarios extranjeros armados por el CCG, especialmente de bandas salafíes.

Pero nada desalentará a la OTAN/CCG, que en estos momentos no pueden aplicar su modelo para todo para promover la “democracia” bombardeando un país y librándose del proverbial dictador maléfico. Los dirigentes del CCG, la Casa de Saud y Qatar, rechazaron abiertamente su propio informe y fueron derechos al meollo del asunto: imponer un cambio de régimen impulsado por la OTAN/CCG a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Por tanto, la actual “deriva dirigida por los árabes en las Naciones Unidas para asegurar un fin pacífico a la campaña de diez meses de duración” en Siria no es más que un burdo intento de cambio de régimen. Los sospechosos habituales, Washington, Londres y París, se han visto obligados a quitarse de en medio para asegurarle a la auténtica comunidad internacional que esto no es otro mandato de bombardeo, a la libia, para la OTAN. La secretaria de estado Hillary Clinton lo describió como “una vía para una transición política que preserve la unidad y las instituciones de Siria”.

Pero los miembros de los BRICS, Rusia y China, lo ven como lo que es. Otro miembro de los BRICS, la India, junto con Pakistán y Sudáfrica, han planteado serias objeciones al borrador de resolución de las Naciones Unidas pergeñado por la OTAN/CCG.

No habría otra zona de exclusión aérea estilo Libia; después de todo, el régimen de Asad no está desplegando exactamente Migs contra los civiles. Rusia y China bloquearían de nuevo una resolución de la ONU pidiendo un cambio de régimen. Incluso en la OTAN/CCG se sienten confusos, porque cada uno de los bloques de actores –Washington, Ankara y el dúo de la Casa de Saud y Doha- tiene una agenda geopolítica distinta a largo plazo. Por no mencionar a Iraq, crucial vecino y socio comercial de Siria; Bagdad está oficialmente contra cualquier esquema de cambio de régimen.

Por tanto, aquí va una sugerencia para la Casa de Saud y para Qatar: Ya que tanto os seduce la perspectiva de una “democracia” en Siria, ¿por qué no utilizáis todo el armamento estadounidense y la invadís en mitad de la noche –como hicisteis en Bahrain- e imponéis vosotros mismos el cambio de régimen?

(Extraído de www.rebelion.org)

miércoles, 30 de marzo de 2011

Vamos a invadir siete países en cinco años


En una entrevista con Amy Goodman el 2 de marzo de 2007, el general estadounidense retirado Wesley Clark, explica que la administración Bush planeó invadir siete países en cinco años: Iraq, Siria, Libano, Lybia, Somalia, Sudán e Irán. Repito, la entrevista es de marzo de 2007, aunque se supone que la conversación que se cuenta tuvo lugar poco después del 11-S.

Lo dice a partir del 1:15




And he said, “This is a memo that describes how we’re going to take out seven countries in five years, starting with Iraq, and then Syria, Lebanon, Libya, Somalia, Sudan and, finishing off, Iran.” I said, “Is it classified?” He said, “Yes, sir.” I said, “Well, don’t show it to me.” And I saw him a year or so ago, and I said, “You remember that?” He said, “Sir, I didn’t show you that memo! I didn’t show it to you!”

La transcripción de la entrevista completa (en inglés)

El extracto de la entrevista en español


sábado, 8 de noviembre de 2008

EE.UU. quiere atacar a cualquier país cuando le plazca


Robert Dreyfuss
ICH/The Nation
07/11/2008

Una nueva doctrina Bush paralela está emergiendo, en los últimos días del régimen que se acerca a si fin, y hay que estrangularla en la cuna. Como la doctrina Bush original (esa que Sarah Palin no pudo nombrar, que requería acción militar contra amenazas emergentes) ésta también deja de lado el derecho internacional al insistir en que EE.UU. tiene un derecho inherente a cruzar fronteras internacionales en “persecución intensa” de cualquiera que le disguste.

Ya la están aplicando a Pakistán, y esta semana el objetivo fue Siria. ¿Será Irán el próximo?

Tomemos primero a Pakistán. Aunque es un aliado nominal, Pakistán ha sido objeto de por lo menos diecinueve ataques aéreos por aviones sin tripulación controlados por la CIA, matando a numerosos paquistaníes y a algunos afganos en áreas tribales controladas por fuerzas talibanes. El New York Times enumeró, y ubicó, todos diecinueve ataques al otro lado de la frontera afgana, todos desde agosto. El Times señala que dentro del gobierno, el comando de Operaciones Especiales de EE.UU. y otros preconizadores presionan por un uso más agresivos de esas unidades, incluyendo esfuerzos por secuestrar e interrogar a presuntos líderes talibanes y de al-Qaeda. Aunque el presidente Bush firmó una orden en julio permitiendo que equipos de comandos de EE.UU. ingresen al propio Pakistán, con o sin permiso de Islamabad, semejantes ataques han tenido lugar sólo una vez, el 3 de septiembre.

La incursión de EE.UU. en Siria del 26 de octubre pisoteó del mismo modo la soberanía de ese país. Aunque el Pentágono desmintió inicialmente que el ataque haya involucrado helicópteros y la presencia de comandos en el terreno, es exactamente lo que sucedió. Según informaciones el ataque mató a Badran Turki Hishan al-Mazidih, un facilitador iraquí que contrabandeaba combatientes extranjeros a Iraq pasando por Siria. El Washington Post se mostró eufórico, y escribió en un editorial:

“Si la incursión del domingo, que tenía por objetivo a un alto agente de al-Qaeda, sirviera sólo para advertir al señor Assad de que EE.UU., tampoco, sigue dispuesto a respetar la soberanía de un régimen criminal, habrá valido la pena.”

¿Es realmente tan fácil? ¿Decir: Declaramos que su régimen es criminal, y por lo tanto lo atacaremos en todo momento que consideremos conveniente? En sus noticias sobre el ataque dentro de Siria, el Post sugiere, en una información de Ann Scott Tyson y Ellen Knickmeyer, que el ataque eleva la persecución intensa a través de la frontera al nivel de una doctrina:

“El argumento militar es que ‘sólo se puede reivindicar la soberanía si uno la impone,’ dijo Anthony Cordesman, analista militar en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. ‘Cuando uno trata con Estados que no mantienen su soberanía y que se convierten en un refugio de facto, la única manera que queda para encararlos es este tipo de operación,’ dijo.”

El Times amplía los posibles objetivos de Pakistán y Siria a Irán, al escribir (en un artículo de una página por Eric Schmitt y Thom Shanker):

“Funcionarios del gobierno se negaron a decir si la aplicación emergente de la autodefensa podría conducir a ataques contra campos dentro de Irán que han sido utilizados para entrenar ‘grupos especiales’ chiíes que han combatido a los militares estadounidenses y a las fuerzas de seguridad iraquíes.”

Ha sido, por cierto, una opción activa, especialmente desde el comienzo de la ‘oleada’ en enero de 2007, cuando el presidente Bush prometió atacar líneas de suministro iraníes en Iraq y otros responsables de EE.UU., incluyendo al vicepresidente Cheney, presionaron enérgicamente para que fueran atacadas instalaciones dentro de Iraq, sin importar las consecuencias.

El 24 de octubre, fui a escuchar a Mike Vickers, secretario adjunto de defensa para operaciones especiales y conflictos de baja intensidad, que habló en el Instituto de Política en Oriente Próximo de Washington (WINEP), un think tank pro-israelí en Washington. Habló con orgullo de la vasta y creciente presencia de esas fuerzas de comandos dentro de las fuerzas armadas de EE.UU., señalando que su presupuesta se ha duplicado bajo el gobierno de Bush y que, a fines de la década, habrá más de 60.000 soldados de EE.UU. en ese nebuloso esfuerzo. Algunos pasajes de las observaciones de Vickers:

“Si se considera el núcleo operativo de nuestras Fuerzas de Operaciones Especiales, y nos concentramos en los agentes en el terreno, hay unos 15.000 o algo así de estos últimos (da o toma, depende cómo los cuentes) varían de nuestras Fuerzas Especiales del Ejércitos o nuestros Boinas Verdes, nuestros Rangers, nuestros Seals, algunas unidades confidenciales que tenemos, y recientemente agregamos también un Comando de Operaciones Especiales del Cuerpo de Marines a este arsenal. Además de agregar el componente de Marines, cada uno de estos elementos ha estado aumentando su capacidad así como su potencial desde 2006 y lo hará hasta aproximadamente 2012 o 2013, en un tercio. Es el mayor crecimiento en la historia de la Fuerza de Operaciones Especiales. Para cuando hayamos terminado de hacerlo, habrá algunas cosas, algunas brechas que sin duda tendremos que arreglar, pero tendremos a los elementos en su lugar para lo que creemos es el componente de Operaciones Especiales en la guerra global contra el terrorismo.

“Pienso que durante esta década y en la siguiente, las Fuerzas de Operaciones Especiales, han sido y seguirán siendo un instrumento estratégico decisivo...

“Ha habido un aumento muy significativo – aproximadamente de un 40% o un 50% - en el ritmo operativo y desde luego más intenso en términos de la acción desde los ataques del 11-S. En cualquier día dado, nuestras Fuerzas de Operaciones Especiales están en unos sesenta países en todo el mundo. Pero más de un 80% o algo así está concentrado ahora mismo en el gran Oriente Próximo o en el área de responsabilidad del Comando Central de EE.UU. – el grueso de esas fuerzas, por supuesto, en Iraq y Afganistán.”

Nótese lo que dijo: operando en 60 países.

Claro está, la invasión misma de Iraq fue ilegal en 2003, y pasó por alto el derecho internacional. De modo que algunos podrán decir, que esas incursiones a través de la frontera son triviales. Pero no lo son. Es algo muy serio. Si se convierte en parte integral de la doctrina militar de EE.UU. que cualquier país pueda ser declarado “criminal” y por lo tanto que pierda su soberanía, ya no existe algo que pueda llamarse derecho internacional.


Cuando le preguntaron al respecto al Secretario de Defensa, Robert Gates, dijo, según el artículo del Post citado anteriormente:

“‘Haremos lo necesario para proteger a nuestros soldados’ dijo el Secretario de Defensa Robert M. Gates en testimonio ante el Senado el pasado mes, cuando le preguntaron por las operaciones a través de la frontera. Al ser interrogado Gates dijo que no era un experto en derecho internacional, pero que suponía que el Departamento de Estado había consultado esas leyes antes de que se autorizara a los militares de EE.UU. para realizar esos ataques.”

¿No es experto en derecho internacional? ¿Deja el asunto en manos del Departamento de Estado? ¿Y los asesores de Barack Obama dicen que este sujeto debe permanecer en el Pentágono bajo su gobierno?

(Extraído de www.rebelion.org)