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miércoles, 30 de marzo de 2011

Vamos a invadir siete países en cinco años


En una entrevista con Amy Goodman el 2 de marzo de 2007, el general estadounidense retirado Wesley Clark, explica que la administración Bush planeó invadir siete países en cinco años: Iraq, Siria, Libano, Lybia, Somalia, Sudán e Irán. Repito, la entrevista es de marzo de 2007, aunque se supone que la conversación que se cuenta tuvo lugar poco después del 11-S.

Lo dice a partir del 1:15




And he said, “This is a memo that describes how we’re going to take out seven countries in five years, starting with Iraq, and then Syria, Lebanon, Libya, Somalia, Sudan and, finishing off, Iran.” I said, “Is it classified?” He said, “Yes, sir.” I said, “Well, don’t show it to me.” And I saw him a year or so ago, and I said, “You remember that?” He said, “Sir, I didn’t show you that memo! I didn’t show it to you!”

La transcripción de la entrevista completa (en inglés)

El extracto de la entrevista en español


lunes, 28 de marzo de 2011

Documento revela intenciones bélicas de Estados Unidos contra Venezuela, Libia...


Eva Golinger
28/3/2011

Un documento titulado la “Doctrina de Guerra Irregular de la Armada de Estados Unidos”, publicado en 2009, revela los planes expansionistas de Washington en el mundo. Dentro del documento, fue incluido un mapa que supuestamente define el nuevo “campo de batalla” de Estados Unidos a nivel mundial. El mapa destaca un “arco de la inestabilidad”, dentro de lo cual se encuentran los blancos de esta “batalla”, que incluyen la gran mayoría de países desde Asia Central, el Medio Oriente, el Norte de Africa y Venezuela.

Hay algo que tienen en común estos países: las más grandes reservas estratégicas del mundo. Poco a poco, Estados Unidos ha venido extendiendo su guerra por todos estos territorios, buscando adueñarse de sus ricos recursos.

DOMINAR A LAS POBLACIONES

La Doctrina de Guerra Irregular se oficializa con la llegada al poder del Presidente Barack Obama en 2009. Esta forma de guerra se diferencia de la guerra convencional, que tiene como objetivo derrotar a las fuerzas armadas del adversario y emplea tácticas tradicionales como la invasión con tropas y el bombardeo aéreo. Pero la guerra irregular tiene otro objetivo: dominar e influir sobre las poblaciones civíles, y sus tácticas son distintas. En ésta forma de guerra asimétrica, se utilizan técnicas como la subversión, la penetración y la infiltración en la “sociedad civil”, empleando mecanismos de operaciones psicológicas y promoviendo el caos, la desestabilización y el descontento para generar conflictos internos, debilitando a los pilares del poder.

En el presupuesto del Pentágono del 2010, fue destacado el cambio de doctrina de la guerra clásica a la guerra irregular: “El presupuesto del 2010 apoya al esfuerzo del Pentágono para institucionalizar las capacidades necesarias para conducir la Guerra Irregular…El Pentágono debe desarrollar nuevas capacidades para enfrentar el rango de desafíos irregulares. Para este fin, el presupuesto del 2010 aumenta los recursos para la Guerra Irregular…” (DoD FY 2010 Budget Request Summary Justification).

Simultáneamente, el Pentágono fue expandiendo su presencia militar dentro de su nuevo “campo de batalla”, con la creación del Comando Africa (AFRICOM) y los acuerdos de “cooperación en defensa y seguridad” con Colombia, Panamá, Brasil y Costa Rica. Estos acuerdos, que permitieron ampliar la presencia de equipos, fuerzas y recursos militares de Washington en América Latina, formaron parte de la nueva estrategia de “movilidad aérea”, revelada en el Libro Blanco del Comando Aéreo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

En dicho documento, Estados Unidos enfatizó la necesidad de ocupar bases militares en Colombia, particularmente en Palanquero, para permitir un alcance aéreo de “amplio espectro” por todo el continente de Suramérica. Según ese documentos y otros de la Fuerza Aérea, esa presencia estadounidense era necesaria para combatir los “gobiernos anti-estadounidenses” en la región: principalmente Venezuela y otros países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

El Libro Blanco también destacó la necesidad de ampliar la presencia militar de Estados Unidos en Colombia, y ahora en Panamá y Centroamérica, para poder asegurar el alcance global, enlazándose con las bases de AFRICOM, y luego por todo el Medio Oriente, Europa y Asia, donde el Pentágono es la fuerza dominante.

AMPLIANDO AL CAMPO DE BATALLA

Con las recientes revueltas en Egipto, Tunéz, Yémen, Bahrein y Libia, Estados Unidos ha venido cumpliendo con sus objetivos- expandiendo su presencia militar y asegurando el control sobre los recursos estratégicos en esa región. Y aunque en todos esos países hubo matanzas por parte de los gobernantes, solo en el caso de Libia, Washington impulsó la invasión militar. En los otros casos, los gobiernos voluntariamente se han subordinado a la agenda estadounidense, pero en Libia, el gobierno de Muammar al-Gaddafi ha resistido.

Desde que Obama llegó al poder, su administración ha ampliado las guerras en Afganistán e Irak, y ha abierto nuevos “campos de batalla” en Pakistán y Yémen, y ahora Libia. Analizando al mapa del “campo de batalla” de la Guerra Irregular, se puede deducir que solo faltará expandir las operaciones militares hacia América Latina; hacia Venezuela en particular, donde residen las más grandes reservas petroleras del mundo.

Las amenazas de Washington contra Venezuela y Cuba se han endurecido durante los últimos meses. Hace pocos días, el Washington Post – periódico influyente sobre la política estadounidense – publicó un artículo promoviendo acciones militares contra Venezuela, acusando al gobierno de Hugo Chávez de ser un “centro de terrorismo mundial”, justo al sur de la frontera de Estados Unidos. En el artículo, pidieron al gobierno de Obama actuar contra Venezuela y clasificarlo como un país “patrocinante del terrorismo”, algo que abriría la puerta a una intervención militar. Al mismo tiempo, el gobierno de Obama ha venido aumentando el financiamiento multimillonario a grupos anti-chavistas dentro de Venezuela, buscando alimentar al conflicto y fomentar alguna acción que podría resultar en un “cambio de régimen”.

Desde el 2001, el plan de invasión a Venezuela fue diseñado. El llamado “Plan Balboa”, ejercicio militar de la OTAN que fue realizado en España en mayo 2001, tenía como objetivo invadir a Venezuela y tomar el control de sus recursos petroleros. De hecho, en el Plan Balboa, la estrategia era invadir y atacar a Venezuela desde las bases militares de Estados Unidos en Colombia, Panamá, Aruba y Curazao, y Puerto Rico, ocupando la zona occidental del país desde Zulia a Apure (la media luna venezolana) y tomando control de la misma. Era un plan secesionista que buscaba dividir a Venezuela en dos partes, dejando el control sobre las reservas petroleras en manos de las fuerzas invasoras.

Ese mapa de invasión fue un simple borrador, sobre lo cual el Pentágono ha venido trabajando e intentando convertir en una realidad. Durante los últimos años, la presencia militar de Estados Unidos en América Latina ha llegado a su nivel más grande de toda la historia, y principalmente está rodeando a Venezuela. El deseo del Pentágono es no tener que activar ningún plan militar contra Venezuela, sino lograr el objetivo de derrocar al gobierno de Hugo Chávez a través de otras estrategias, como el golpe suave (las “revoluciones de colores”), la desestabilización y subversión interna, y una campaña feróz de operaciones psicológicas a nivel mundial que ha satanizado al gobierno venezolano, justificando cualquier agresión en su contra.

El ejemplo de Libia demuestra hasta que punto está dispuesto a llegar el gobierno estadounidense cuando pone en marcha un plan de “cambiar un régimen” que no le conviene, en un país con grandes reservas estratégicas. El campo de batalla de Washington sigue extendiéndose, y Venezuela está claramente en su mira.

viernes, 8 de octubre de 2010

EEUU admite que los talibán se financian a través de sus contratas de seguridad


Agencias
Madrid/Washington
08/10/2010

Las empresas de seguridad privada que trabajan en Afganistán contratadas por EEUU contribuyen a llenar las arcas de los talibán, según un informe del Senado estadounidense.

El documento, realizado por el Comité de Servicios Armados del Senado, establece que el Departamento de Defensa es demasiado dependiente de los "servicios de los señores de la guerra" afganos, los cuales, en la mayoría de los casos, desvían fondos para las actividades delictivas.

"Hay evidencia significativa de que algunos contratistas de seguridad incluso trabajaron contra nuestras fuerzas de coalición, creando la misma amenaza a la que debían combatir y para lo cual fueron contratados", agregó el senador demócrata Carl Levin.

"Estos contratistas amenazan la seguridad de nuestras tropas y el éxito de nuestra misión", aseguró el senador, al presentar el informe. Unos 26.000 empleados de seguridad privada, en su mayoría afganos, operan en el país, de los que nueve de cada 10 trabajan para el Gobierno de EEUU.

Richard Fontaine, miembro del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, dijo que el documento de la comisión "completa un cuadro que muchos ya habían sospechado: que el dinero de los contribuyentes a veces termina en manos de aquellos a los que estamos combatiendo en Afganistán".

Las firmas de seguridad privada en Afganistán brindan guardias para diferentes organismos, desde embajadas y agencias de ayuda humanitaria hasta convoys de provisiones y bases militares estadounidenses.

El documento denuncia un panorama preocupante, ya que algunos de los contratados tienen poca formación o experiencia en armamento, mientras que otros contratistas son 'señores de la guerra' con vínculos conocidos con los talibán.

El informe pone como ejemplo a uno de estos 'señores de la guerra', al que denominan Mr. White, del que aseguran mantuvo reuniones con un alto comandante de los insurgentes, responsable de varios ataques contra las tropas de la OTAN.

Además, el Senado desvela que pese a la solicitud del presidente afgano, Hamid Karzai, en la que instaba a estas contratas a abandonar el país en cuatro meses, la industria de la seguridad hace difícil que el Ejército afgano tome el mando del país y reclute a mejores soldados.

De manera que dificulta el objetivo de crear un Afganistán más seguro, por lo que los senadores han demandado acciones "agresivas e inmediatas" para reducir el número de contratistas y que el trabajo de supervisión pueda mejorar.

Sin embargo, funcionarios estadounidenses han indicado que sería muy difícil deshacerse de todos los contratistas de seguridad debido al papel esencial que juegan.

(Extraído de www.elmundo.es)

lunes, 20 de septiembre de 2010

Una guerra inflada


Juan Gelman
19/9/2010

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) dio a conocer la semana pasada su octavo examen estratégico global (www.iiss.org, 10/12-9-10).

El IISS está asentado en Londres y es el think-tank sobre cuestiones militares y de seguridad más importante del mundo. Lo integran experimentados especialistas en defensa, militares retirados y otros de alto rango y sus estudios abarcan el planeta entero.

Los informes del organismo suelen ser grises y aun aburridos, su lenguaje es prudente y hasta cauteloso, pero el de este año cambió bruscamente al referirse a Afganistán: calificó esa guerra de “largo y alargado desastre”. Señala que las potencias de Occidente “exageran” la amenaza que entrañan Al Qaida y el talibán. “Se ha inflado” el número de tropas estadounidenses en Afganistán –agrega– y no guarda proporción alguna con la misión de “desmantelar y derrotar a Al Qaida”, que Obama les confió. El estudio del IISS fue supervisado por Nigel Inskster, ex vicedirector del servicio de inteligencia británico o MI-6. Es interesante que además subraye que el peligro de Al Qaida es mínimo en todas partes, incluso en Somalia y Yemen, países en los que EE.UU. interviene, so capa de su seguridad, a ritmo cada vez mayor.

El director de la CIA, Leon Panetta, había ya informado que “el número estimado de terroristas de Al Qaida en Afganistán es de 50 a 100, tal vez menos” (www.huffingtonpost.com, 29-6-10). Aseveró que se concentran en zonas limítrofes de Pakistán y así justificó los constantes ataques que aviones no tripulados infligen a los civiles paquistaníes, niños y mujeres incluidos. Si esas cifras son correctas, un puñado de terroristas mantiene en jaque a casi 150.000 efectivos, 98.000 estadounidenses y el resto de los aliados de la OTAN. No es creíble.

Panetta no tuvo empacho en afirmar que EE.UU. progresa en Afganistán, “aunque es más duro y más lento de lo que se esperaba”. Así es: en los veintidós meses de gobierno de Obama cayeron más militares norteamericanos que en los ocho años de W. Bush. El general David Petraeus, comandante en jefe de las tropas ocupantes de Irak y Afganistán, no se muestra tan optimista como antes.

Obama anunció la retirada de Afganistán para agosto de 2011, pero el general tiene otra perspectiva: declaró en Bagdad que el proceso es a veces parecido a “ver cómo crece el pasto o se seca la pintura” (//abcnews.go.com, 14-9-10). Fue más lejos: estuvo de acuerdo con la periodista que lo entrevistaba en que “el éxito contra la insurgencia” podía llevar nueve o diez años más. Bastante antes el pasto crece y se seca la pintura. No es Al Qaida entonces, es el talibán.

Petraeus asumió oficialmente el mando de las tropas en Afganistán el 4 de julio y cambió algunos aspectos de las tácticas de su antecesor, el general Stanley A. McChrystal. Declaró que los bombardeos aéreos “matan afganos” y duplicó el número de allanamientos de domicilios particulares. Ahora no mueren menos: un alto porcentaje de los 1031 asesinados por las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF, por sus siglas en inglés) en 3000 allanamientos e identificados como “insurgentes” eran vecinos que habían salido a la calle armados al escuchar el ruido de los procedimientos. Su intención no era atacar a los del SOF, sino defender a su familia ante un posible agresor, pero fueron ejecutados (Inter Press Service, 15-9-10).

El general Petraeus se jacta del elevado número de mandos insurgentes superiores y medios que las SOF han eliminado, herido y apresado, sólo que hasta altos mandos del ejército dudan de que todos sean talibán: el mayor general Douglas Stone, que supervisó las políticas de detención a comienzos de 2009, concluyó que no lo eran los dos tercios de los presos que EE.UU. retenía como tales en Afganistán (www.guardian.co.uk, 14-10-09). Otra inflación.

Los allanamientos nocturnos enojan a los afganos: trescientos civiles tomaron las calles de Wardak –un ejemplo– como respuesta al asesinato de tres hermanos que dormían en sus camas (www.worldcantwait.net, 12-8-10). El mando de la OTAN dijo que las víctimas eran sospechosos de pertenecer a la insurgencia. Hay sospechas que matan.

Los artefactos explosivos improvisados que los talibán plantan al borde de las rutas que recorren los vehículos ocupantes (IED por sus siglas en inglés) son responsables de la mayoría de las bajas estadounidenses, y el Pentágono ha creado una división especial para contrarrestar esa arma mortífera, la Organización para derrotar a los IED (Jieddo, por sus siglas en inglés). Sus estadísticas más recientes revelan dos cosas: la insurgencia ha aumentado “de manera alarmante” la colocación de esos dispositivos y la población civil denuncia cada vez menos dónde.

Algunas cifras proporcionadas por la Jieddo: en marzo de este año detonaron 434 IED causando la muerte de 23 efectivos de las tropas invasoras y 252 heridos; en abril, 475 provocaron 17 bajas y 230 heridos; en mayo, la explosión de 554 mató a 34 e hirió a 333 (//homeland securitynewswire.com, 29-7-10). Por otra parte, la proporción de IED que los vecinos notifican a las fuerzas ocupantes descendió del 4,5 por ciento de los “incidentes” en los primeros meses de 2009 al 2,1 por ciento en julio de este año. La exasperación de los ocupados crece más velozmente que el pasto.

Una pregunta: si los hombres de Al Qaida son un puñado frente al poderío militar más moderno y letal del mundo, ¿por qué la Casa Blanca insiste en la guerra y aumenta las tropas que envía a Afganistán? ¿Se trata de crear las mejores condiciones para atacar a Irán? ¿O de seguir alimentando las ganancias del complejo militar-industrial? ¿O las dos cosas?

(Extraído de www.pagina12.com.ar)

jueves, 12 de agosto de 2010

Repugnante manipulación


Koldo Campos Sagaseta
Rebelión
9/8/2010

El caso de la joven afgana Aisha, a la que su marido cortó la nariz y las orejas por huir de su casa, no es sólo un caso más de violencia machista, es también una repugnante manipulación de esa violencia porque lo que algunos medios de comunicación están haciendo es utilizarla para justificar el genocidio que las tropas estadounidenses y europeas vienen haciendo desde que consumaron la invasión de ese país. “Lo que pasa si nos retiramos de Afganistán” titulaba en su portada la revista “Time” sobre la desfigurada imagen de la joven afgana.

Tampoco es la primera vez que se apela a la violencia machista como pretexto que ampare todas las violencias que, curiosamente, en nombre de la civilización y la democracia, viene Occidente perpetrando en los países que ocupa y arruina.

La repercusión que, por ejemplo, ha tenido en estos días la condena a morir lapidada de una mujer iraní, siendo como es un sangrante caso, es una más de las repulsivas vejaciones y crímenes de las que son objeto las mujeres en muchas “irreprochables” democracias de Oriente Medio, regidas por sanguinarias monarquías que, sin embargo, merecen todo el apoyo y respaldo de monarcas y estados europeos y americanos, y ninguna atención de los grandes medios de comunicación.

Los miles de soldados estadounidenses y europeos desplegados en Afganistán no llegaron para proteger a las mujeres afganas de la violencia de una cultura machista que no es desgracia exclusiva de esa nación y de esa cultura. Tampoco fueron a impartir talleres educativos en relación a la violencia machista o a implementar sistemas de formación escolar que hagan posible superar esas violentas conductas. Si así fuera no tendrían que haber ido tan lejos. Si lo que pretendían era prevenir o castigar la violencia machista podrían haber invadido sus propios países, haber intervenido, por ejemplo, el Estado español o cualquiera de las democracias europeas o los Estados Unidos, donde los crímenes machistas siguen estando a la hora del día. Si enfrentar la violencia machista fuera realmente una válida razón para no salir de Afganistán y en consecuencia la razón de haber llegado, no eran soldados los más indicados para tal cometido. Debieran haber enviado contingentes de educadores, de asistentes sociales, de maestras y pensadores, de psicólogos, de personas cualificadas y capaces de ayudar a la sociedad afgana a reconducir la visión y el papel de la mujer por espacios de justicia, equidad y respeto.

Si enfrentar la violencia machista fuera, en verdad, la razón que justifica invadir y ocupar Afganistán, no eran bombas, ni tanques, ni armas, los instrumentos capaces de contribuir con esa cultura a superar esa sexista violencia, sino libros, material didáctico, recursos económicos...


Los cientos de miles de uniformados que invadieron Afganistán o Iraq, llegaron a ocupar esos países para hacerse con sus bienes, garantizarse espacios de influencia, permitir el trasiego de sus recursos, instalar sus bases… A eso fue que llegaron y por eso es que están allí. Y para hacerlo posible no han tenido empacho en aniquilar cientos de miles de vidas humanas de la manera más artera y cruel. Soldados que, sea enviados por sus gobiernos o en representación de las Naciones Unidas, también se han destacado en el ejercicio de las más asquerosas lacras humanas que puedan imaginarse. Entre ellas, violaciones y torturas de mujeres, de niñas, en cualquiera de los países que con distintos pretextos ocupan.

La ginecóloga suiza Mónica Hauser dedicada a prestar asistencia a mujeres que han sufrido la violencia de la guerra, la violencia de ver destruidos sus hogares, la violencia de ver asesinados sus hijos, la violencia de la miseria y de ser ultrajadas, declaraba en referencia a la República Democrática del Congo, que los cascos azules de la ONU y el personal masculino humanitario no sólo no contribuían a la paz y el orden sino que eran parte del problema, y que las familias ya no mandaban a sus hijas a la escuela sino a la puerta de los cuarteles. Son incontables los casos de violaciones, de asesinatos, que han tenido como protagonistas, además de las niñas y las mujeres que la padecen, a tropas de paz en Haití, a soldados de la OTAN en los Balcanes, a los cascos azules en Africa y a soldados europeos y estadounidenses donde quiera que llegan.

Entre los miles de crímenes y violaciones que la revista “Time” no recuerda, uno de los casos más infames fue el de la niña iraquí Abeer Qasim Hamza, de 14 años, vecina de Mahmudiya, al sur de Bagdad, cuya modesta casa se levantaba a escasos metros de un puesto de control estadounidense.

Varios soldados de la 101 División Aerotransportada, con base en Fort Campbell (Kentucky) entraron en la casa, asesinaron a sus padres y se fueron turnando en la violación de la niña, a la que, finalmente, destrozaron la cabeza y le quemaron el torso y las piernas.

Luego de que el ejército estadounidense culpara a la insurgencia, el caso llegó a saberse cuando, en venganza, suníes islamistas mataron a tres miembros del cuerpo militar y otro soldado, arrepentido, relató lo sucedido. Cuatro uniformados fueron detenidos y trasladados a Estados Unidos para ser juzgados y condenados: Steve Green, quien mató a los padres y a la niña; James Barker, que se declaró culpable de violación y asesinato; el sargento Paul Cortez, que también asumió su culpa; y el soldado Jesse V. Spielman que declaró que él sólo se limitó a acompañar a sus compañeros y a tocar un pecho de la niña cuando ya estaba muerta. Al margen de las condenas impuestas, todos podrían salir en libertad antes de 10 años.

Según trascendió en el juicio los temas de conversación más habituales de los soldados eran “matar iraquíes y follar”. Otro de los imputados, Bryan Howard, declaró que cuando los soldados regresaron a la base les escuchó decir: “Fue asombroso”, mientras uno de ellos saltaba en la cama. Paul Cortez admitió en el juicio que odiaba a los iraquíes y también a las mujeres. Steve Green, que pudo alistarse en el ejército cuando se le retiraron los cargos en su contra por abuso de alcohol y otras drogas, procedimiento al que se acogieron más de 34 mil reclutas sólo en el 2006, confesó en el juicio que fue a Iraq “porque quería matar gente”.


“Maté a un tío que no quiso parar en el puesto de control y fue como si nada… Matar gente aquí es como pisar una hormiga. Quiero decir, matas a alguien y es como decir ok, vamos a comprar pizza ”.

¿Es esta basura humana la que va a lograr que en Afganistán cambie la visión que se tiene de la mujer? ¿Es ese fusil el arma que condensa la terapia que hará posible el cambio? ¿No sería también ésta fotografía una buena portada para el Time?

(Extraído de www.rebelion.org)

jueves, 1 de abril de 2010

El Pentágono está utilizando Haití como campo de entrenamiento para Afganistán


Michel Chossudovsky
Global Research
1/04/2010

Un informe reciente de [la revista] Stars and Stripes revela la naturaleza de la operación militar estadounidense en Haití. Se ha desplegado en Haití unidades de combate de Iraq y Afganistán bajo la bandera de una operación humanitaria. A la inversa, Haití también se está utilizando como campo de entrenamiento militar para fuerzas sin experiencia en escenarios del combate.

Según el informe de Stars and Stripes (14 de marzo de 2010), “los marines desplegados a Haití para proporcionar ayuda de emergencia tras el devastador terremoto de enero ya están siendo adiestrados para luchar en Afganistán”.

Los marines de la Unidad 22 del Cuerpo Expedicionario de Marines que fueron desplazados a Haití inmediatamente después del terremoto están siendo desplegados ahora a Afganistán. De hecho, la decisión de enviarlos a Afganistán se tomó antes de su despliegue en Haití:
"Un grupo pequeño de marines tomó por asalto varios edificios pequeños de cemento dentro del alambre de espino en su campo en la costa mientras que sus camaradas desempeñaban los papeles de insurgentes afganos y hacían disparos al tiempo que entablaban combate con sus compañeros en un simulacro de ataque. Al día siguiente, cuando el teniente general Dennis J. Hejlik al mando de la II Fuerza del Cuerpo Expedicionario de Marines visitó a los marines en la costa, alabó el buen trabajo que habían hecho en Haití y les preguntó: “¿Qué es lo siguiente que haréis cuando vayáis a casa?”. “Afganistán”, respondieron. Mientras los helicópteros Huey zumbaban sobre sus cabezas, Hejlik habló de la reciente ofensiva de Marjah y añadió que para el verano habría 20.000 marines. “Ustedes se unirán a ellos esta primavera”, dijo a los marines en Carrefour. Uno de ellos, el sargento Timothy Kelly, 23 años, de Johnston City, Ill., afirmó que los miembros de su unidad se habían enterado de su misión en Afganistán justo antes de recibir órdenes de encaminarse a Haití".
El adiestramiento en Haití “está encaminado hacia tácticas de batallas de proximidad”: “Sólo un par [de marines del escuadrón de Kelly] tienen experiencia en Iraq o Afganistán”, dijo. [...] “Aquí tenemos muchos tipos que no van a estar aquí para este despliegue afgano. Los que están, también podemos hacer que entren en este modo de pensar. Otro marine de Carrefour, el soldado de primera clase Keith Cobb, 23 años, de Soso, Mississippi, afirmó que en el despliegue afgano sería la primera vez que esté en una zona de guerra. “Quiero matar a los terroristas y librarnos de los malos, pero preferiría estar aquí porque sé que después de esto me voy a casa”, dijo”.

La batalla de proximidad se está luchando con unidades de combate pequeñas “que atacan al enemigo con armas personales de alcance muy corto”. El adiestramiento impartido en Haití está enfocado a utilizarse tanto en guerra urbana como en operaciones contra los insurgentes.

El 25 de marzo el ejército estadounidense informó de que se habían retirado del país a unos 2.200 marines, implicados en ayuda humanitaria en Haití.

El papel del ejército canadiense

El ejército canadiense ha adoptado un modelo similar. Se utiliza Haití como plataforma de lanzamiento para asignar un nuevo destino a tropas de combate al teatro de la guerra en Oriente Medio.

Las tropas canadienses inicialmente desplazadas a Haití bajo un mandato humanitario están siendo enviadas a Afganistán: “Los soldados del 22 Regimiento Real dispondrán sólo de dos semanas antes de tener que cambiar su centro de actividad de proporcionar ayuda de emergencia en Haití a un adiestramiento intensivo de combate para una gira en Afganistán, afirmó el comandante de las tropas canadienses en el extranjero” (National Post, 23 de febrero de 2010). Sin embargo, el adiestramiento de las fuerzas canadienses en Haití se impartirá en Canadá, antes de su desplazamiento.

Michel Chossudovsky es profesor (emérito) de economía en la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación sobre la Globalización, Montreal, que alberga la premiada página web www.globalresearch.ca. Es autor del best-seller internacional The Globalisation of Poverty and The New World Order y colaborador con la Encyclopaedia Britannica. Es miembro de la Comisión [de Investigación] de los Crímenes de Kuala Lumpur y ha ganado el Premio de Derechos Humanos de la Sociedad para la Protección de los Derechos Civiles y la Dignidad Humana, Berlín, Alemania. Ha sido asesor de gobiernos de países en vías de desarrollo y ha trabajado como consultor de varias organizaciones intergubernamentales, incluyendo UNDP, ILO, UNFPA, WHO y el Banco de Desarrollo Africano. Sus obras se han traducido a más de veinte idiomas.

Artículo original en inglés aquí

(Extraído de www.rebelion.org)

martes, 16 de febrero de 2010

"No fue un misil fallido, no hubo ningún error"


Un general de la OTAN niega un fallo en el ataque que mató a 12 civiles en Afganistán y asegura que acertaron en el objetivo

PÚBLICO.ES / EFE
16/02/2010

La OTAN no cometió ningún error al matar a 12 civiles el pasado domingo en Afganistán. Así lo ha garantizado el general británico Nick Carter, comandante de las fuerzas de la alianza, quien, aseguró, además, que el proyectil "acertó en el objetivo asignado".

En una vídeo-conferencia desde Afganistán organizada por el ministerio británico de Defensa, Carter aseguró que lo que se había creído como un lanzamiento erróneo, "ahora sabemos que acertamos en el objetivo, no fue un misil fallido, no hubo ningún error técnico en lo ocurrido".

Los primeros informes militares señalaron que dos misiles estadounidenses del Sistema de Artillería Balística de Alta Movilidad se habían desviado 300 metros de su objetivo y habían impactado contra una casa de la localidad de Marjah, donde se había refugiado un número indeterminado de civiles.

El jefe del Estado Mayor británico, el general de aviación Jock Stirrup, describió el domingo lo ocurrido como "un revés muy serio" para la Operación Moshtarak, la ofensiva lanzada el fin de semana en el sur de Afganistán para expulsar a los talibanes. Además, el jefe de la a Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), el general estadounidense Stanley McChrystal, pidió disculpas por lo que consideró un "suceso desafortunado".

Un ataque correcto

Sin embargo, el general Carter ha cambiado totalmente el enfoque de las investigaciones y subrayó que la OTAN han concluido que el ataque se llevo a cabo correctamente y que por lo tanto se ha vuelto a activar este sistema de ataque con misiles después de una suspensión temporal tras el incidente.

El militar aseguró que se está siendo "muy cuidadoso" en esta ofensiva, la mayor desde el inicio de la invasión en 2001, y que la política a partir de ahora será utilizar este tipo de misiles únicamente en zonas rurales y abiertas.

Carter aseguró que las tropas aliadas están asumiendo un riesgo extra para sus vidas para evitar bajas civiles entre los afganos y que "en este incidente particular, el joven oficial del cuerpo de marines de los EEUU que estaba a cargo, estaba protegiendo a un grupo de civiles que estaban junto a él detrás de su posición".

El portavoz del ministerio británico de Defensa, el general Gordon Messenger, dijo por su parte que "sería apropiado asumir" que entre las 12 víctimas de ese bombardeo había talibanes.

Sobre la marcha de la operación, Carter declaró que se ha avanzado sustancialmente en Nad-e-Ali pese a haberse encontrado "una resistencia significativa" por parte de "grupos aislados", y explicó que la mayor amenaza siguen siendo los artefactos explosivos que los talibanes han dejado colocados en carreteras y poblaciones.


"Lo que nos ha sorprendido es la cantidad (de artefactos). Han tenido mucho tiempo para preparar esto y no han estado ociosos a la hora de hacerlo bien para sus intereses", señaló el general.

"Están descolocados"

El comandante de la OTAN indicó que dos terceras partes de Marjah, el principal bastión talibán, lo controlan ya las fuerzas aliadas, pero advirtió de que serán necesarios varios días más para que se complete con éxito la operación.

Carter expresó su satisfacción por la detención en Pakistán del máximo responsable militar de los talibanes, el mullah Abdul Ghani Baradar, y manifestó que "en términos de liderazgo sobre el terreno, nuestra impresión es que (los talibanes) están descolocados". "Ciertamente, la naturaleza de la resistencia que tanto los marines estadounidenses como las fuerzas de seguridad nacional afganas han encontrado en Marjah indicaría que esto es así", dijo.

Sobre las bajas, el general confirmó que entre las fuerzas de la OTAN y del ejército afgano ha habido 4 muertos y 35 heridos, y rechazó cifrar el número de fallecidos entre los talibanes, aunque aseguró que se ha identificado a varios combatientes extranjeros.

(Extraído de www.publico.es)

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Sobre el ataque de Afganistán

sábado, 2 de enero de 2010

El encubierto agente de la revolución


Obama fue el candidato del ala izquierda de la CIA y con él han recuperado el poder los pupilos de la Trilateral

Eliseo Bayo
1/1/2010

Barak Obama fue el candidato de la comunidad de la Inteligencia. Más exactamente, representa el ala izquierdista de la CIA, lo que no es sorprendente salvo si se tiene una idea demasiado simplista de la Central. El mundo lo mueven las fuerzas revolucionarias, aunque aparentemente no se note su fuerza de gravedad.

El escenario ha cambiado radicalmente. Se han ido los neocons de la Casa Blanca. Todavía acarrean las culpas de casi todo lo malo que ha ocurrido en el mundo, y es cierto que se equivocaron. Casi nadie se acuerda ya de que el mundo era un lugar apetecible para vivir y esperar vivir mejor. La seguridad colectiva, el mundo de la estabilidad cambiante, el paraíso de los pequeñoburgueses viviendo de las migajas de los grandes especuladores, se fue literalmente al carajo.

Los neocon no han sido sustituidos por una clase política honesta y limpia, dispuesta a cambiar los paradigmas, porque tal cosa no existe. Han vuelto los viejos monstruos agentes de la revolución: tipos como Brzezinski y Soros, los inmortales, dispuestos a cambiar la cara visible del imperialismo.

El poder en Washington ha pasado de los neocon a la Trilateral. Vuelven los pupilos de una organización nacida para lograr una utopía contra natura: que las riendas del mundo sigan en las mismas manos de los que las tuvieron durante siglos, hasta que fueron arrebatadas por los rebeldes del gran sueño americano.

La Trilateral entró en la Casa Blanca con Carter, apoyado por sus amos David Rockefeller, Zbigniew Brzezinski y Paul Volcker. Aquella Administración provocó no menos de cinco millones de muertos, sin contar los que fueron condenados en el libelo Informe Mundial 2000 con el que se inició la despoblación de África.

Brzezinski manipuló las cosas para que los rusos invadieran Afganistán, provocó la guerra Irak-Irán, mientras que Volker elevó el interés del dinero hasta el 22%, lo que significó la destrucción de la infraestructura industrial norteamericana (y de rebote, la española).

Obama fue reclutado por Brzezinski cuando estudiaba en la Universidad de Columbia. Allí entró en contacto con la Trilateral y el Club de Bilderberg, uno de cuyos mentores es el neoliberal Joseph Nye, el principal apoyo ideológico de Obama y el que lo introdujo también en la Ford Foundation (la institución más conservadora de EEUU, al servicio de la oligarquía financiera), en el Council on Foreign Relations y en la Escuela de Chicago (con el profesor Austin Goolsby, de la extrema derecha económica).

La Fundación Gamaliel

La madre de Obama, Stanley Ann Dunham, de fachada procomunista pero relacionada con los servicios de inteligencia, sirvió a la Ford Foundation y al Banco Mundial . Su hijo trabajó para la Fundación Gamaliel, junto al militante palestino y amigo suyo Rashid Khalidi, portavoz de Arafat. Probablemente allí es donde Obama se interesó por el programa de llevar la sanidad pública a toda la gente y aprendió a gestionar el trabajo social.

En la misma fundación estaba Bill Ayres, activista revolucionario en la década de los sesenta y protector de Obama. Este se sentó durante 20 años en las rodillas de Jeremiah Wright el activista de la teología de la liberación negra.

La compleja personalidad de Obama dibuja la figura de un presidente de la primera potencia en guerra permanente, puesto que la paz no es posible hasta que el imperio imponga su Pax Mundial. Su pensamiento político se sustenta en los orígenes de EEUU, surgidos de una guerra por la libertad, la justicia y la igualdad. La estrategia global sería lograr la hegemonía de EEUU como garante de sus principios.

Brzezinski y los suyos hace tiempo que estigmatizaron a Rusia y a China como los principales enemigos, por lo que quieren utilizar a los radicales contra los enemigos de EEUU. Desde antes del 11-S, el servicio de inteligencia norteamericano apoyaba a Al Qaeda y a los talibanes para lanzar a los uigures musulmanes contra el Gobierno chino, y a los talibanes contra los aliados rusos de Asia Central.


El objetivo de la presencia en Afganistán no es erradicar Al Qaeda, ni a los talibanes, con los que no tardarán en entenderse, sino estar en situación de golpear a Rusia y a China. China tiene la economía más fuerte del mundo, disciplina social, abundante mano de obra y clase media en ascenso. Rusia posee las mayores reservas mundiales de gas y de petróleo. Las dos superpotencias convergen en la Organización para la Cooperación Shan-ghai, creada en 2001 (con Kazakstán, Kirguistán, Tayikistán, y Uzbekistán).

El viejo Gran Juego

La esencia del nuevo imperialismo es reproducir el viejo Gran Juego de utilizar a una pequeña potencia para atacar al objetivo y hacer que los vecinos se peleen entre sí de forma que gane el aliado. Se destruye a Pakistán, con el pretexto de bombardear a Al Qaeda. Curiosamente ni Bush, ni McCain, ni Clinton estuvieron de acuerdo en bombardear Pakistán, Obama, sí. ¿Por qué? Porque Pakistán es un aliado tradicional de China.

Esta depende de África para abastecerse de materias primas y de petróleo, especialmente de Sudán que le suministra el 8% de sus necesidades de crudo. Hay que echar a China de África y aislarla, para que si se le priva de aprovisionamiento de energía vaya a buscarlo a Siberia Oriental, donde hay abundancia de materias primas y muy poca población.

El problema está en que Pekín y Moscú conocen el juego, y al mismo tiempo toda la estructura financiera anglo-estadounidense está en profunda crisis. Obama domina el escenario ideológico que llevaría a una revolución sin precedentes, pero carece de aliados capaces de entenderla y el mundo ha sido ganado por la irracionalidad y el caos destructivo. La esperanza es una quimera, por lo que ningún revolucionario consecuente la ofrece. El mundo nuevo, precisamente por serlo, surge cuando el viejo ha desaparecido por completo sin que pueda imaginar cómo será el que le suceda.

(Extraído de www.publico.es)

lunes, 30 de noviembre de 2009

Bush dejó escapar a Bin Laden


Un informe de los demócratas en el Senado de EEUU afirma que el líder de Al Qaeda estuvo a tiro en 2001.

público.es
Londres
30/11/2009

Las tropas estadounidenses podrían haber dejado escapar con vida a Osama Bin Laden en 2001, según un informe que el partido Demócrata llevará este lunes al Senado de EEUU. El estudio, que se titula 'Revisión sobre Tora Bora: cómo dejamos escapar a Bin Laden y lo que ha cambiado hoy", ha sido llevado a cabo por el departamento de Asuntos Exteriores que lidera el ex candidato presidencial John Kerry.

Los demócratas no han esperado hasta la fecha para llevar al Senado el documento por casualidad. El presidente de EEUU, Barack Obama, tiene previsto anunciar esta semana un nuevo envío de tropas a Afganistán. Hasta ahora, cualquier estrategia occidental en el país no ha servido más que para afianzar en el poder a los talibanes, permitir la corrupción en el Gobierno afgano y aumentar el número de bajas civiles y militares.

El documento, colgado en Internet, llegará hoy al Senado, y afirma que el ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se negó a autorizar a las tropas a capturar al jefe de Al Qaeda en Tora Bora en diciembre de aquel año. "Nuestra investigación concluye que dicho asunto representa una ocasión perdida para siempre y que ha cambiado el rumbo en el conflicto afgano y el terrorismo internacional, haciendo que el pueblo norteamericano sea más vulnerable", dice el texto.

"Podríamos haber terminado allí"

El equipo de Kerry insiste que tres meses después de los atentados del 11 de septiembre había menos de 100 comandos estadounidenses en la zona en la que se supone que se escondía Bin Laden.

Como si se tratara de una novela, el texto describe la situación de la siguiente manera: "acurrucado en alguno de los lugares más recónditos del planeta, él y varios centenares de hombres, la mayor concentración de miembros de Al Qaeda durante la guerra, resistían a duras penas los bombardeos diarios [...] Sólo parecía cuestión de tiempo que las tropas de EEUU y sus aliados afganos terminarán con Al Qaeda que se alojaban a una altitud de 14.000 pies en las montañas donde cas no había aire. Bin Laden esperaba morir. Su último deseo y testamento, escrito el 14 de diciembre, reflejaba su fatalismo. "Alá es testigo de que el amor de la yihad y la muerte por la causa han dominado mi vida""

En las 50 páginas de informe, se citan testimonios de varios responsables militares que vieron como los altos mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos.

Por aquel entonces, Rumsfeld hablaba de que si EEUU era tan duro en Afganistán, despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces, según el informe. Por eso era más partidario de una táctica más 'ligera' con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. "¡Necesitábamos más soldados allí!, reclama el agente de la CIA Gary Bernstein en el texto. Durante su testimonio, asegura que "podríamos haber terminado todo allí".

Ocho años más tarde, dice el informe, "Al Qaeda se ha renovado y Bin Laden ha sobrevivido para inspirar a una nueva generación de extremistas capaces de atacar en numerosos países".

El informe sobre Tora Bora (en inglés)

(Extraído de www.publico.es)


Artículo relacionado:

¿Dónde estuvo Osama Bin Laden el día 11 de septiembre de 2001?

martes, 17 de noviembre de 2009

Pakistán al descubierto


por Saad Ali
WE ARE CHANGE CHICAGO
12/11/2009
Traducido por Martin (investigar11S), publicado el 17/11/2009

Pakistán ha sido catalogado como el país más peligroso del mundo, (un refugio seguro para los terroristas). Los líderes de nuestro país están ansiosos por invadirlo y los medios de comunicación están trabajando incansablemente para crear el temor que les permitirá hacerlo. El hecho de que sólo 6 cadenas dominen nuestros principales medios de comunicación, es obvio que nuestras fuentes de información sirven a los intereses de los que tienen el control. Por esa razón, preparé un viaje a Pakistán para descubrir lo que está pasando actualmente en ese país. Lo que descubrí me impresionó.

La primera parada de mi viaje fue Islamabad, Pakistán, la capital de la nación. Islamabad ha sido víctima de muchos ataques suicida en los útlimos años. Miles de personas han sido asesinadas por manos terroristas, también conocidos como Blackwater. Ex-miembros de la CIA han confirmado que Blackwater tiene más de 3000 operativos en todo el país. La cadena de noticias internacional de Pakistán informó de un creciente y sospechoso movimiento de extranjeros en Peshawar. Un habitante del lugar afirmó, “lo que que hemos estado oyendo sobre la presencia de Blackwater en Pakistán es alarmante”. El periodista de investigación Wayne Madsen daclaró en una entrevista para Russia Today, “fuentes de información provenientes de contratistas militares privados (CMP) me han dicho que un ex-agente de los servicios secretos británicos está básicamente poniendo anuncios en periódicos locales de Pakistán tratando de alquilar barracones para esta llegada de CMP”. Madsen también habló de 3 ex-generales pakistaníes que han estado dando conferencias, afirmando que estos contratistas están presentes en Islamabad y Peshawar.

También sabemos de los despiadados asesinatos de incontables civiles inocentes de los que Blackwater es responsable en Irak y Afganistán. Estos asesinos no son leales más que al dinero y su presencia en Pakistán ha enfadado a muchos. Hablando a varios medios independientes de comunicación diferentes pude situar el área que le ha sido asignada a los mercenarios de Blackwater en Islamabad ( en el caso de que lo quieras saber, permanecen en la región F-7). Ahora no es fácil llegar cerca de ese área porque la seguridad es extremadamente estricta. Pasar cerca de allí con el coche fue lo más que me pude aproximar.

No obstante, el hablar a gente diferente acerca de Blackwater y su agenda me abrió muchas puertas. Los EE.UU. no pueden invadir Pakistán sin una razón. Blackwater USA ha sido contratada para desestabilizar el país y crear la razón para su invasión. Se ha informado también que junto con Blackwater, agencias de inteligencia, la CIA, Mossad y Raw están trabajando en Pakistán. Ahora probablemente te estés preguntando cómo Blackwater y esas otras agencias desestabilizarían Pakistán. Bueno, están jugando con la carta del terror, como hicieron en Irak y Afganistán. ¿Quién está tras los ataques suicida que ocurren a diario en Pakistán? Para contestar a esto, echemos un vistazo a los hechos.

El 20 de septiembre de 2008 un camión volquete lleno de explosivos fue detonado frente al Hotel Marriott de Islamabad, matando a 54 personas e hiriendo a 266. Los medios de comunicación nos largaron la típica historia del ataque terrorista, como hicieron con el 11S. Pero según la noticia de Tariq But de la Gaceta Saudí, testigos afirmaron que marines descargaron un camión de la embajada que llevaba cajas de metal y las llevaron adentro del Hotel Marriott el miércoles, 3 días antes del atentado. Fue una operación de alta seguridad llevada a cabo con las dos puertas principales del hotel cerradas. Sólo los marines pudieron aproximarse al camión, descargar las cajas metálicas y meterlas. Fuentes del hotel afirmaron que las cajas no pasaron por las cámaras de seguridad del vestíbulo del hotel y que fueron llevadas a las plantas 4ª y 5ª del Marriott.

Atentados como el del Hotel Marriott de Pakistán ocurren rutinariamente. Pruebas circunstanciales confirman que el hecho de que Blackwater y otras agencias de inteligencia están profundamente involucradas en en estos atentados y los están usando para desestabilizar el país y crear miedo echando la culpa a los llamados “extremistas”. Hace poco, Peshawar fue víctima de una devastadora explosión en la que murieron 117 civiles pakistaníes inocentes.

La agencia de noticias local NNI ha informado de que Hakimullah Mehsud, el jefe del movimiento de los pastúnes pakistaníes ha culpado a Blackwater del atentado. Mehsud afirmó que “Blackwater y agencias pakistaníes están involucradas en los atentados en lugares públicos para [malintencionadamente] culpar a los militantes”.

Blaxkwater y otras agencias de inteligencia juegan sus cartas de diferente forma a lo largo del país. En algunas partes, incluyendo Islamabad, ellos crearon la guerra entre los militantes y el gobierno. En otros, sin embargo, vemos una guerra entre los chiíes y los suníes. Este tema me lleva a mi siguiente parada, Dera Ismail Khan. Esta ciudad ha visto más atentados que cualquier otra ciudad en el país. Más de 4000 personas han sido asesinadas en los últimos años. Según iba entrando en la ciudad me quedé de piedra ante lo que vi. Lo que una vez fue una pacífica y próspera ciudad ahora parecía un caótico estado policial. La policía recorría las calles armada completamente con ametralladoras y tanques. Soldados con AK-47s estaban situados en cada esquina de la ciudad. Todas las universidades y escuelas estaban cerradas y estábamos viviendo bajo el toque de queda. Tenía que mirar mi espalda todo el tiempo con la preocupación de que podía explotar una bomba, o alguien, salido de ninguna parte, empezaría a disparar contra gente inocente.

La mayoría de los días, mientras informaba, la gente me decía que me fuera a casa y estuviera a salvo; que había amenaza de bomba. Podía sentir la tensión entre los suníes y los chiíes dondequiera que iba. Mucha gente me dijo que crearon una guerra entre las dos sectas. Lo que me confundía era que los suníes y los chiíes habían convivido en Pakistán durante décadas y que nunca se habían enfrentado de esta forma. ¿Por qué han empezado a matarse ahora? Hablé con líderes suníes y chiíes y ambos me dijeron que había una tercera parte involucrada.

Inmediatamente pensé en la involucración de Blackwater en el conflicto Suní-Chií en Irak. Más tarde hablé con gente de los medios y líderes de partidos políticos acerca de Blackwater, y como yo había predicho, confirmaron su presencia. Este CMP está ahí fuera comprando y reclutando terroristas. Según la gente del lugar con la que hablé, Blackwater está reclutando a individuos golpeados por la pobreza para que lleven a cabo misiones. Estos reclutas no se pueden ni imaginar nada de lo que van a cometer. Por ejemplo, a un recluta al que se le ha pagado podría mandársele a que envíe un paquete, ese paquete después sería automáticamente detonado en el camino, cumpliendo la misión éxitosamente. Hablé con ex-miembros de los Talibán y me dijeron, “ estas explosiones de bombas no son obra de musulmanes que se suicidan por voluntad propia junto con cientos de hermanos, hermanas y niños. Pakistán ha sido salpicado con la sangre derramada por las manos de Blackwater, el Mossad, la CIA y Raw”.

La razón de que no hayamos oído hablar mucho de Blackwater en Pakistán, es porque los periodistas del país están siendo silenciados. Un reciente ejemplo de esto es la Dra. Shireen Mazari, una respetada periodista del News y analista de defensa. Hace dos meses, la columna semanal de la Dra. Mazari fue censurada cuando destapó la presencia de mercenarios de Blackwater en Pakistán. Según la Media Luna Online, el embajador de los EE.UU. en Pakistán, Anne Patterson acusó a la Dra. Mazari de difundir información “totalmente falsa” que había comprometido la seguridad de americanos. Hablé con un periodista (que por motivos de seguridad, deseó permanecer en el anonimato) en Islamabad, acerca de por qué se estaba silenciando a los periodistas. Dijo, “decir la palabra Blackwater” es un delito para los periodistas, no hay un código de conducta, te matarán a ti o a tu familia, es así de simple. Me contó cómo Blackwater tiene autoridad suprema en Pakistán, debido al corrupto gobierno. El llamado gobierno democrático de Pakistán ha sido vendido a los intereses del Nuevo Orden Mundial. No hay ley ni orden que venga de Islamabad. Los políticos, los medios de comunicación, los mandos del ejército son marionetas que son manejadas por el presidente Obama y sus manipuladores.

El presidente Obama dijo una vez, “tengo un gran respeto por la gente de Pakistán”. Asesinar a más de 800 hombres, mujeres y niños pakistaníes no es respeto Sr. Presidente. Los medios se avalanzan ante el hecho de que acabamos éxitosamente con el jefe de los talibán, Baitullah Mehsud, pero casi no se refirieron a los cientos asesinados en el camino. D.I. Khan es ahora el hogar de muchos refugiados supervivientes de Waziristán. Tuve la opotunidad de hablar con estos individuos acerca de su situación y sus sentimientos hacia este atroz crímen. Hamid Abdullah, un refugiado sobreviviendo con dificultad, perdió a su mujer y a sus hijos en los ataques. En su lengua materna, el Pastún, dijo, “América ha sido despiadada con nosotros, han matado a nuestras familias y no nos queda nada más que nuestra fé en Alá. Obama cree que su plan va a triunfar, sin embargo, en palabras del Sagrado Corán, Aunque ellos planeen, Alá también lo hace. Y Alá es el mejor de los planificadores”. Abdullah y otros viven actualmente en campos de refugiados cuyas condiciones son las peores de las peores.

¿Cuál es la verdadera razón tras esta agenda de deteriorar Pakistán? Para unir las piezas del puzzle, empecemos mirando a lo que los medios y nuestros líderes nos están contando. Para empezar, uno de los firmantes del PNAC, Richard Holbrooke, ha insistido en la absoluta necesidad de aprobar el proyecto de ley Kerry-Lugar, la ayuda de 1500 milones de dólares durante cinco años que se dará a Pakistán para combatir la guerra contra el terror. Además, un artículo del Huffington Post, informa de que los consejeros de la administración del presidente Obama dicen que su peor pesadilla es la posibilidad de que Pakistán – una potencia nuclear – pudiera caer bajo el control de militantes de Al Qaeda. Últimamente, el contribuyente del PNAC, Henry Sokolski, en un artículo, insinúa que la relación Pakistán-China supone una amenaza para el mundo y que se debe hacer algo para eliminarla. Una investigación más detallada de estas asunciones revela una mayor imagen de la que nos están mostrando.

El proyecto de ley Kerry-Lugar, que fue redactado por el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, John Kerry y el importante republicano Richard Lugar, autoriza una ayuda de 1500 millones de dólares anuales durante 5 años. El proyecto de ley, explícita y falsamente afirma que “Pakistán ha sido un proliferador nuclear y que parte de sus territorios son refugios seguros para redes de terrorismo. El proyecto de ley le concede al presidente Obama el poder de desarrollar una exhaustiva estrategia de seguridad regional de interagencias para eliminar amenazas terroristas y cerrar los refugios seguros de Pakistán en colaboración con el gobierno – para implementar de la mejor manera unos esfuerzos efectivos en contrainsurgencia y contraterrorismo en las áreas y zonas próximas de la frontera de Pakistán y Afganistán, incluyendo la FATA (Areas Tribales Federalmente Administradas), la NWFP (Provincia de la Frontera del Noroeste), partes de Baluchistán y partes del Punjab. En otras palabras, el poder del presidente de los EE.UU. ahora ha sido extendido a diferentes provincias de Pakistán. Ahora puede tomar decisiones no sólo para los EE.UU., sino también para el estado soberano de Pakistán. El proyecto de ley Kerry-Lugar acabará éxitosamente con la soberanía de Pakistán. La gente está muy enfadada por ello, de hecho es conocido en Pakistán como el “documento de la rendición”.

Pakistán es una de las pocas naciones soberanas con poder nuclear y ha sido cada vez más evidente que los globalistas desean suprimirla. Los medios han creado este falso miedo entre el público americano de que los llamados terroristas están viviendo libremente en Pakistán y que derrocarán al deteriorado gobierno estableciendo un estado esponsor del terrorismo. Así que, por lo tanto, América debe invadir Pakistán y estabilizar la situación, antes de que los terroristas pongan sus manos sobre las armas nucleares. Un ejemplo de esto podría ser el artículo de Fredrick W. Kagen en el New York Times, escribe “ mientras el gobierno de Pakistán se tambalea, debemos afrontar un hecho: Los EE.UU. no pueden simplemente quedarse de pie a medida que una armada nuclearmente Pakistán desciende al abismo. La verdad es que, Pakistán está sufriendo los efectos de una guerra dirigida por los EE.UU. ¿Por qué invadir un país que no ha amenazado ni atacado a los EE.UU.?

La próxima amenaza para la agenda del Nuevo Orden Mundial yace detrás del crecimiento de las relaciones entre China y Pakistán. Para que China mantenga su estatus de superpotencia económica emergente, debe dar los pasos necesarios para poder tener suficientes recursos energéticos para el futuro próximo. Según un think-tank pakistaní, Brass Tacks, los intereses chinos en el Océano Índico se hicieron visibles en 2002, cuando inviertieron fuerte y empezaron a trabajar en el puerto de Gwadar, situado en Baluchistán, provincia de Pakistán. El puerto de Gwadar tiene beneficios para los dos países. Según Abdus Sattar Ghazalim, director ejecutivo de “Perspectiva Musulmana Americana”, "La relación costo-beneficio para China por utilizar el puerto de Gwadar en el oeste para las importaciones y exportaciones son tan evidentes como lo son los beneficios económicos a largo plazo para Pakistán, al convertirse Gwadar en un puerto para mercancías chinas”. Gwadar no sólo permite a China ver cumplidas sus necesidades energéticas, sino que también proveerá de un punto militar estratégico en en Mar Arábigo, que tiene preocupado a los EE.UU.

Para poder detener esto, los globalistas necesitan bloquear el acceso de China hacia el Mar Arábigo por Gwadar. Según Brass Tacks, para hacer esto, “ se necesita que haya un 'nuevo Pakistán' como se explica en la operación Enduring Turmoil (Torbellino Duradero). La Operación Torbellino Duradero es un plan del PNAC para desmembrar Pakistán en tres partes. Según la estrategia diseñada por el Teniente Coronel Ralph Peters en un artículo de 2006 de la Revista de las Fuerzas Armadas, “Las tribus de la provincia de la Frontera Noroeste de Pakistán serían reunidas con sus hermanas afganas y también perderían sus territorios de Baluch en favor de “Baluchistán Libre”. Lo que queda del Pakistán natural yacería enteramente al este del Indo, excepto por un saliente hacia el oeste cerca de Karachi. Con esto hecho, lo que una vez fue la NWFP, provincia de Pakistán, es ahora parte de Afganistán, y lo que fue una vez Baluchistán, provincia de Pakistán, es ahora su propio estado, Baluchistán Libre. Esto forzaría a China a ir imposiblemente a través de Afganistán y Baluchistán Libre para llegar al Mar Arábigo. Tal arreglo cortarían la ruta de China hacia el Mar Arábigo. Ver el mapa inferior para obtener un detallado resumen del plan.

Pakistán se ha convertido en un producto del Nuevo Orden Mundial. La agenda ha sido marcada, y está en marcha mientras hablamos. El país ha sido invadido por todas partes y la gente ha sido silenciada. Mi viaje a Pakistán contestó muchísimas preguntas que yo tenía sobre la región. Ver la destrucción de Pakistán con mis propios ojos realmente me dejó impresionado. Me di cuenta que tras Pakistán se desplazarán hacia otra región y continuarán con su plan para el Nuevo Orden Mundial. Lo que hemos visto que ocurre en aquellos países bien podremos verlo aquí en América, algo de lo que ya hemos visto. La destrucción de aquellos países no sólo está cumpliendo con una agenda, sino que también se está usando para examinar los terrenos. Debemos salir ahí fuera y destapar la agenda del Nuevo Orden Mundial antes de que sea demasiado tarde. Espero que mi artículo haya respondido a las preguntas que hayas podido tener y que te de una más idea amplia de lo que está ocurriendo en Pakistán.

(Extraído de www.11-septiembre-2001.biz)

Artículo original: Pakistan uncovered, by Saad Ali

lunes, 9 de noviembre de 2009

Del heroísmo a la heroína


Por Juan Gelman
8/11/2009
Página 12

Es notorio que las tropas estadounidenses que combatieron en Vietnam no les hacían asco a las drogas. Menos ahora en Afganistán. Es la primera vez que ocupan un país productor de opio, padre de la heroína, y de ella se sirven para uso personal y no solamente: el paquetito que se puede comprar por 30 dólares a pocos pasos de la base aérea norteamericana de Bagram, al norte del país, rinde centenares de dólares en las calles de Nueva York. Lo comprobó el periodista independiente Shaun McCanna cuando filmaba un documental in situ (www.salon.com, 7-8-09). Después de todo, Afganistán es el origen del 93 por ciento de la heroína que se produce en el mundo. Era: tanta producción abarató el artículo y los campesinos afganos han reducido algo su cultivo.

No siempre fue así. A mediados de los ’70 no había adormideras opiáceas en Afganistán ni en Pakistán. Todo cambió con la invasión soviética en 1979: el entonces presidente Jimmy Carter dio luz verde a la operación encubierta de la CIA destinada a financiar y armar a la resistencia afgana. En las zonas que iban liberando, los mujaidines ordenaban a los campesinos que cultivaran opio para pagar el “impuesto revolucionario” y se instalaron laboratorios de elaboración de heroína en la frontera afgano-paquistaní protegidos por la CIA y el servicio de espionaje de Pakistán. Resultado: el fiscal general estadounidense William French Smith declaraba en 1981, apenas dos años después, que de allí provenía el 60 por ciento de la heroína que se consumía en EE.UU. (sonic.net, agosto-septiembre de 1997). Qué rapidez. No comparable, sin embargo, a la que se observa desde la ocupación de Afganistán.

El gobierno talibán, curiosamente, había reducido en un 90 por ciento el área cultivada con la adormidera. Desde el 2001, año de la invasión, las tierras sembradas se multiplicaron por 15: pasaron de 8000 hectáreas a 123.000 en el 2009 (Afganistán Opium Survey 2009, Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, septiembre 2009). Los ingresos generados por el tráfico de la droga afgana son considerables. “El comercio de los opiáceos afganos proporciona una gran parte de los ingresos a escala mundial de los narcóticos, cuyo monto estimado por las Naciones Unidas es de 400 a 500 mil millones de dólares anuales”, señaló el especialista Miguel Chossudovsky (www.globalresearch.ca, 12-7-04). Hoy, tal vez más. Son de imaginar los intereses comerciales y financieros, legales e ilegales, que manejan este botín.



Chossudovsky señala que, si se toma en cuenta que el narcotráfico ocupa el tercer lugar, después del petróleo y de la venta de armas, en cuanto a las ganancias que arroja la comercialización de productos a nivel mundial, los poderosos grupos de negocios aliados al crimen organizado compiten por el control estratégico de las rutas de la heroína, no menos importantes que las petroleras y las armamentistas. ¿Habrá sido éste otro incentivo que alimentó la invasión y ocupación de Afganistán? Los talibán se están tomando la revancha: venden heroína barata a las tropas estadounidenses, desgastadas por las misiones de combate y, sin embargo, con bastantes horas libres por día en las que hay que entretenerse. ¿Con heroína? Por qué no.

McCanna compró heroína una docena de veces con absoluta libertad mientras realizaba su documental sobre la muerte en circunstancias sospechosas del soldado John Torres, que había escrito a su familia acerca de los problemas de drogadicción en la base aérea de Bagram. Aunque un portavoz de la base, el mayor de ejército Chris Belcher, había emitido un comunicado en el que indicaba que “son escasos los informes sobre el uso de drogas o de alcohol (entre los efectivos norteamericanos) que recibe la policía militar”, McCanna no pudo hablar con tres veteranos que recibían tratamiento por drogadicción, como se le había prometido. Los únicos datos oficiales del Departamento de asuntos relativos a los veteranos mostraban que no existían –o eran pocos– los casos de consumo de heroína por las tropas estadounidenses en Afganistán. Quién sabe.

El general de cuatro estrellas (R) Barry McCaffrey, zar de las drogas bajo la férula de Bill Clinton, confesó no hace mucho que el uso de drogas entre las filas de ocupantes norteamericanos se había duplicado en los últimos cuatro años. Si se aumentara el número de efectivos trasladados de Irak a Afganistán, agregó, muchos más “meterían la nariz (en la heroína) y les va a gustar” (www.thedailybeast.com, 4-11-09). Si Obama decide finalmente destinar 40.000 militares más a una guerra que ya dura ocho años, los estará exponiendo a la muerte por droga o plomo. Pero se sabe que a la Casa Blanca poco le importa ese detalle, empeñada, como está, en “la lucha por la libertad y la democracia” en todo el mundo.


viernes, 8 de mayo de 2009

Afganistán: poner fin a la ocupación

La Jornada
7/5/2009

Un ataque aéreo de las fuerzas de ocupación europeas y estadounidenses en la provincia occidental de Farah, en Afganistán, lanzado en contra de insurgentes talibanes entre el lunes y el martes, dejó como saldo decenas de civiles muertos y un número indeterminado de heridos, según lo informó el Comité Internacional de la Cruz Roja y lo confirmaron posteriormente las autoridades de la nación centroasiática. La titular del Departamento de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, señaló ayer que lamentaba profundamente estas muertes y aseguró que se llevarán a cabo las investigaciones correspondientes para determinar las responsabilidades en torno a estos sucesos. Por su parte, el mandatario estadounidense, Barack Obama, luego de una reunión en Washington con sus homólogos de Pakistán, Asif Zardari, y de Afganistán, Hamid Karzai, señaló que su gobierno realizará todos los esfuerzos posibles para evitar bajas civiles en la lucha en contra del integrismo sunita.

No bastan las disculpas. La masacre de civiles de esta semana es sólo una más entre muchas de las que han perpetrado las fuerzas ocupantes en la infortunada nación centroasiática, y exhibe de nueva cuenta lo insostenible de la presencia militar que las fuerzas occidentales, encabezadas por Estados Unidos, mantienen en Afganistán desde hace casi ocho años. A lo que puede verse, el gobierno de Barack Obama, si bien ha impreso un giro perceptible en la política exterior de Estados Unidos, ha decidido preservar la incursión militar de su país en suelo afgano, al parecer como una concesión a los halcones de Washington, a los sectores más conservadores e imperialistas de la sociedad estadounidense y a los representantes del complejo militar-industrial de ese país, el cual constituye, cabe recordarlo, un importante poder fáctico en la nación vecina.

La invasión que Estados Unidos y sus aliados mantienen en Afganistán desde octubre de 2001 es un atropello colonialista similar al cometido en Irak; pero, a diferencia de la aventura bélica que el gobierno de George W. Bush emprendió en contra del régimen de Saddam Hussein en 2003, y que enfrentó, desde un principio, la desaprobación de la comunidad internacional y muestras masivas de repudio de la opinión pública, la ocupación del país centroasiático se efectuó sin gran oposición aparente e incluso gozó de cierta legitimidad por el respaldo de la ONU y de la OTAN, y por los probados vínculos entre el régimen talibán –hoy depuesto– y la red terrorista Al Qaeda, organización que, de acuerdo con la información disponible, planeó y ejecutó los atentados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York.

No obstante estas consideraciones, la presencia militar estadounidense en suelo afgano constituye una agresión criminal e injustificable que ha significado cuotas adicionales de sufrimiento y zozobra para la población de ese país. Por añadidura, lejos de lograr la pacificación y la normalización de la vida institucional de Afganistán, la ocupación ha agudizado los problemas que enfrenta esa nación desde hace décadas: en los pasados ocho años se ha acentuado la violencia tribal interna, se ha disparado la producción de amapola –planta de donde se obtienen opio y heroína– y no se ha contrarrestado en forma significativa, para colmo, el fundamentalismo imperante en la sociedad afgana: baste mencionar, como botón de muestra, el entorno de violencia, discriminación y maltrato que continúan enfrentando las mujeres en ese país con el consentimiento de la población y del propio gobierno títere presidido por Hamid Karzai.


Pero lo más exasperante de la ocupación militar es la propensión de las tropas extranjeras a perpetrar masacres de población civil como la ocurrida a inicios de esta semana en la provincia de Farah. De acuerdo con la Misión de Naciones Unidas en Afganistán, tan sólo en 2008 el número de no combatientes muertos en ese país llegó a 2118, un crecimiento de 40 por ciento con respecto al año anterior. A diferencia de las matanzas de civiles inocentes ocurridas en otras partes del mundo, que tienden a ser condenadas y repudiadas, la sangría cotidiana de la nación centroasiática suele ser vista casi con normalidad, y los mandos castrenses y civiles de occidente se limitan a considerar a los muertos como bajas colaterales, y cancelan la posibilidad de fincar responsabilidad penal en contra de los autores intelectuales y materiales de esos asesinatos.


Ante estos hechos, es necesario que los gobiernos occidentales, empezando por el de Washington, entiendan que la presencia de sus tropas representa, en la circunstancia actual, un lastre fundamental para lograr la pacificación en Afganistán, que realicen las investigaciones necesarias para esclarecer y sancionar los crímenes contra la población, que emprendan a la brevedad el retiro de sus fuerzas del país centroasiático y que transfieran al ámbito civil la tarea de pacificar el territorio afgano.

(Extraído de www.jornada.unam.mx)

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