Juan Cole
Global Research
24/2/2010
Parece que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) por lo menos permite la posibilidad de que documentos supuestamente encontrados en un laptop hace algunos años – pero ignorados por la CIA y la DIA como de origen dudoso e incompatibles con otra inteligencia reunida en Irán – apunten a un programa de armas nucleares que nadie ha logrado ubicar.
Algunos expertos observadores han concluido que los documentos del laptop son falsificaciones. Un nuevo informe del OIEA que rehúsa descartar los documentos ciertamente llevará a que el lobby de la guerra en EE.UU. redoble sus esfuerzos para organizar un ataque contra Irán.
Documentos falsificados sobre la supuesta compra de concentrado de uranio de Níger por Iraq fueron utilizados por George W. Bush para promover una guerra contra Iraq. En aquel entonces la división de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado intentó presentar reparos a esos “documentos” pero fue ignorada por el presidente. El entonces jefe del OIEA, Mohammed Elbaradei, pudo demostrar su falsedad en una sola tarde.
Los inspectores de la ONU tienen derecho a sentirse frustrados con Irán, que ha permitido inspecciones de su instalación de enriquecimiento de uranio de Natanz, pero que no se ha mostrado totalmente transparente ni se ha adherido a la letra de sus obligaciones bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear. Pero la suma de esas frustraciones no apunta a un programa de armas nucleares, a diferencia de los cuestionados documentos del laptop. En declaraciones a la prensa durante este otoño, funcionarios de la inteligencia de EE.UU. han dicho que respaldan las conclusiones presentadas en 2007 de que Irán no tiene un programa de armas nucleares.
El gobierno de Obama quiere sanciones más estrictas contra Irán. Y los sectores marginales lunáticos de Sarah Palin/Daniel Pipes quieren un ataque militar contra ese país.
Pero el general del ejército ruso Nikolay Makarov, jefe del Estado Mayor General de las fuerzas armadas de la Federación Rusa, advirtió de que un ataque estadounidense contra Irán ahora, cuando EE.UU. está empantanado en dos guerras, podría conducir al colapso de EE.UU. Dijo que un ataque semejante exasperaría a la región y tendría consecuencias negativas para Rusia (vecina de Irán a través del Mar Caspio). Y dijo que los militares rusos están tomando pasos para anticipar un ataque estadounidense semejante contra Irán. Makarov hizo esas observaciones en Vzglyad el 19 de febrero de 2010, y fueron traducidas y parafraseadas por USG Open Source Center:
Makarov también comentó los recientes rumores sobre la posibilidad de un ataque contra Irán por EE.UU. A su juicio, constituiría una locura total por parte de los militares estadounidenses. Dijo: “El almirante Michael McMullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo recientemente que en EE.UU. existe un plan para realizar ataques contra Irán pero que EE.UU. entiende claramente que ahora, cuando está realizando dos campañas militares, una en Iraq y la otra en Afganistán, una tercera campaña contra Irán llevaría simplemente a un colapso. No sería capaz de resistir el esfuerzo.”
Así y todo, en proporción con la reducción de las campañas en Iraq y Afganistán, (el plan para) una guerra contra la República Islámica de Irán, a juicio del general Makarov, podría volver al primer plano.
El general Makarov, jefe del Estado Mayor General, dijo: “Las consecuencias de un ataque semejante serán terribles no sólo para la región sino también para nosotros. Irán es nuestro vecino y estamos siguiendo cuidadosamente esta situación. La dirigencia de nuestro país está tomando todas las medidas a fin de no permitir un desarrollo (militar) semejante de los eventos.”
El camino potencialmente menos catastrófico, sanciones más duras del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sin embargo, depende de la aprobación de Rusia y China. A pesar del optimismo de Washington en el sentido de que Rusia se está ablandando ante la idea de sanciones más estrictas, el ministro de exteriores Sergei Lavrov expresó el viernes las dudas más severas sobre esa idea.
En una entrevista en la radio con Echo Moskvy Radio, que fue traducida por USG Open Source Center, preguntaron a Lavrov: “¿Cuál es la situación actual con la política exterior de Irán? ¿Y es verdad que ahora tenemos en general una posición común con EE.UU. sobre Irán?”
El ministro de Exteriores respondió: “No creo que tengamos una posición común.” Dijo que tanto Washington como Moscú están de acuerdo en la importancia de no permitir “una violación del régimen de no proliferación de armas nucleares.” Dijo que los dos países tienen la misma posición al respecto, “aunque no coincidimos cien por ciento en los métodos para implementarla.”
De modo que lo que Lavrov está diciendo es que EE.UU. y Rusia no tienen realmente una posición común o están de acuerdo respecto a sanciones verdaderamente duras. Sólo tienen una vaga posición similar de que la proliferación es mala.
Lavrov dijo que la posición independiente de Moscú hacia Irán está arraigada en la relación histórica de los dos países, así como en el deseo ruso de obtener la cooperación iraní en temas como la disposición de recursos en el Mar Caspio. Lavrov dijo:
Pero Irán es para nosotros, a diferencia de EE.UU., un vecino cercano, un país con el cual hemos tenido una relación prolongada, históricamente condicionada, un país con el cual cooperamos en los campos económico, humanitario y de tecnología militar y, permitan que señale esto particularmente, un país que es nuestro socio en el Caspio junto con otros tres Estados del litoral caspio.
Por eso no somos indiferentes en absoluto ante lo que sucede en Irán y alrededor de dicho país. Esto se aplica por igual a nuestros intereses económicos y a nuestros intereses de seguridad. Esto también se aplica… a la tarea de un rápido arreglo final del estado legal del Mar Caspio, lo que no es una tarea fácil en cuyo enfoque la posición iraní es bastante cercana a la nuestra.
Por ello, hablando de las amenazas de proliferación, sí, estamos preocupados por la reacción de Irán.
Lavrov está menos convencido de que haya algo siniestro en la investigación nuclear civil de Irán, aunque admite que siguen existiendo preguntas:
en el proceso de trabajo, surgieron preguntas tanto de los propios inspectores del OIEA, y sobre la base de inteligencia que el OIEA obtiene de varios países. Eran preguntas que provocaron sospechas en el sentido de si podría haber en realidad algunos aspectos militares en el programa nuclear de Irán.
Esas preguntas fueron presentadas a los iraníes, como requieren los procedimientos aplicables a casos semejantes. Y, hace un cierto tiempo, Irán respondió a la mayoría. En principio sus respuestas fueron satisfactorias de una manera que fue considerada normal por los profesionales en Viena. Sin embargo, algunas de las preguntas siguen sin tener respuesta.
Por lo tanto, Lavrov piensa que las respuestas de Irán son en gran parte ‘satisfactorias’, aunque siguen existiendo pequeñas áreas de incertidumbre.
El primer ministro israelí Binyamin Netanyahu estuvo esta semana en Moscú pidiendo ‘sanciones agobiantes contra Irán.’ Las observaciones de Lavrov indicaron que Moscú no estaba de acuerdo en que la situación fuera tan peligrosa como para necesitar un paso semejante.
Pero para estar seguro de que no hubiera un malentendido Lavrov encargó a su ministro de exteriores adjunto, Sergei Ryabkov, que condenara esas declaraciones.
Ryabkov dijo, según Xinhua, “El término ‘sanciones agobiantes’ contra Irán nos resulta totalmente inaceptable. Las sanciones deberían apuntar a fortalecer el régimen de no proliferación… Ciertamente no podemos hablar de sanciones que se puedan interpretar como castigo a todo el país y su gente por algunas acciones o inacción…” Dijo que Rusia quiere resolver las diferencias con Irán mediante el diálogo y el compromiso. También prometió que Rusia cumplirá su acuerdo de suministrar a Irán sistemas de defensa aérea S-300. Dijo: “Existe un contrato para suministrar esos sistemas a Irán y lo cumpliremos. Las demoras están relacionadas con problemas técnicos de ajuste de esos sistemas…”
De modo que el viernes, incluso cuando a los halcones belicistas en Washington se les hacía agua la boca ante la perspectiva de poder utilizar el nuevo informe del OIEA como base para más beligerancia contra Irán, el establishment de la política exterior de Rusia estaba empeñado en un torbellino de actividad orientada a impugnar la noción de que Moscú esté incondicionalmente con Washington en cuanto a sanciones contra Irán. El jefe del Estado Mayor predijo un colapso estadounidense en una conflagración iraní y prometió que en todo caso trataría de bloquear un ataque semejante. El ministro de exteriores se pronunció satisfecho en general, aunque no completamente, con las respuestas de Irán sobre sus actividades nucleares y subrayó que Rusia necesita a Irán por temas relacionados con el Caspio (y podría haber agregado, por otros del Cáucaso y de Asia Central). Y luego se alistó al ministro de exteriores adjunto para zaherir un poco a Netanyahu, presumiblemente por la teoría de que dolería menos si provenía de alguien con ‘adjunto’ en su título.
Los que han argumentado que la creciente disposición de Rusia a acceder a sanciones más duras del Consejo de Seguridad podría influenciar a China a seguir el mismo camino deberían reconsiderar su opinión. Rusia no parece estar tan de acuerdo con un régimen brutal de sanciones. China no sólo tiene sus propias razones para no querer que sus propios acuerdos con Irán se declaren ilegales. Sus dirigentes dudan de que Irán tenga la capacidad de construir una ojiva nuclear en un futuro cercano.
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