07/10/2007
De esta forma, la impresión que se lleva el lector es que en Irán se condena a muerte a los homosexuales. No nos engañemos: la mayor parte de los lectores miran titulares y pasan página (Me temo que, realmente, esos lectores son los que interesan al sistema). Y, de refilón, se leen algún titular y, como mucho, la entradilla del reportaje. Quienes así lo hicieran, en este caso, leerían lo siguiente: “Gays iraníes relatan la dureza de vivir en un régimen que niega su existencia y que mantiene la pena de muerte para los desviados”. Así las cosas, dicha entradilla no haría sino reforzar esa idea de que los ahorcados de la imagen han sido asesinados por ser homosexuales.
Ahmadineyad en EE.UU.
La historia que nos ocupa comienza el 24 de septiembre. Seis días antes. Con esa fecha, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, fue invitado a dar una conferencia en
El problema es que, durante su conferencia, el presidente iraní dijo que el Holocausto sí había existido. En realidad, nunca ha negado su existencia. Ahmadineyad nunca ha dicho que no murieran cruelmente asesinados seis millones de judíos en los campos de concentración de los míseros nazis. Y volvió a insistir en ello en
Peor era el papel que tenían los medios de comunicación, que podían quedar en entredicho si reflejaban fielmente las palabras de Ahmadineyad, que estaba negando que él hubiera dicho alguna vez eso que los medios dicen de él. Me imagino a más de un periodista, en la sala de conferencias, tragando saliva: “¿Y sobre qué escribo yo mañana? ¿Digo que llevo años diciendo que ha dicho lo que no ha dicho? ¿Que yo también he sido víctima de la interesada leyenda urbana?”
Y he aquí que el presidente iraní dijo que era necesario investigar el 11-S y aclarar quién estuvo detrás. Evidentemente, pocos pensaron en hacer demasiado eco del asunto, habida cuenta de que, además, un alto porcentaje de la población tiene la mosca detrás de la oreja sobre qué pasó exactamente. Pero como respuesta a un asistente a la charla dijo algo que sí tenía “jugo”. Su ya famosa frase: “En Irán no existen homosexuales”. Entonces, el mundo entero se lanzó al cuello de Ahmadineyad ante semejante barbaridad. No era para menos. Sin querer, el líder iraní había solucionado la papeleta de los comunicadores. Ya tenían titular. Ya no podían decir que negaba el Holocausto o que había prometido destruir Israel, porque el mismo negó ante cámaras y taquígrafos que hubiera insinuado tales cosas, pero sí podían focalizar todas sus críticas hacia la nueva “revelación”. A las pocas horas, todos los grandes medios de comunicación destacaban en sus titulares que Ahmadineyad aseguraba que no existen gays en Irán. El problema es que tampoco dijo eso exactamente, sino que en realidad se refería a que no existía un movimiento homosexual. Evidentemente, esta apreciación no justifica absolutamente nada, porque no quiere decir otra cosa más que la existencia de una discriminación tal hacia el movimiento homosexual que raya en la persecución, pero en ningún momento negó su existencia.
Información falseada
Es en este contexto en el que surge la información de la que hablaba al comienzo. Se aprovecho el dislate de Ahmadineyad para cargar las tintas contra él, para, en definitiva, seguir dibujando la imagen del enemigo número uno. Y es que la noticia de la que hablaba al comienzo – publicada por el diario El País – genera un lectura a modo de mensaje: “Si eres homosexual en Irán te ahorcan”. Evidentemente, esa es la razón por la cual no existen gays en este país. Sin embargo, a quien se atreviera a leer el reportaje completo – los menos – la primera sensación se diluye, pese a que al comienzo se señala que ser homosexual en Irán es motivo para ser condenado a muerte. No es cierto. Pero es que cuando se lee más dicho reportaje, se descubre que la imagen que ilustra el texto –la de dos hombre que van a morir ajusticiados – corresponde a dos hombres que han sido condenador a morir ahorcados por haber violado a un niño de 13 años. Es decir, que esa presunta sentencia a muerte no existen contra los “desviados” sino contra asesinos y violadores. El matiz es bien relevante en este caso, pese a que nada, ni el peor de los crímenes, justifica bajo concepto alguno la existencia de pena de muerte (que también existe por los mismos motivos en las legislaciones de algunos países que han puesto en su punto de mira a Ahmadineyad). Pero lo importante es que la interpretación original de que ser homosexual en Irán te lleva a la horca se transforma en la letra pequeña en que la condena a muerte es por violación y asesinato. Es bien distinto.
Es más, el lector que hubiera decidido adentrarse en el reportaje, leerá que en Teherán existen barrios homosexuales –como en Madrid, por ejemplo, añado – pese a que exista miedo a mostrar públicamente las tendencias sexuales –como aquí hace apenas unos años, vuelvo a añadir –. E incluso el texto acaba citando la existencia de informes elaborados por organismos internacionales como
(Extraído de brunocardenosa.blogspot.com)
Conferencia de Ahmadineyad en
de Columbia (en inglés)
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