Muriel Kane
Raw Story/ICH
15/5/2009
El martes se informó que el teniente general Stanley McChrystal se hará cargo del comando de las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, a la espera de la aprobación por el Senado.
McChrystal es actualmente director del personal del Estado Mayor Conjunto, pero desde septiembre de 2003 hasta agosto de 2008, dirigió el Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC), que supervisa a unidades de elite como la Fuerza Delta del Ejército y los SEAL de la Armada.
El famoso periodista investigador Seymour Hersh describió recientemente al JSOC como un “ala ejecutiva de asesinato” controlada durante muchos años por la oficina del ex vicepresidente Dick Cheney.
Hablando ante un público en la Universidad de Minnesota en marzo, Hersh calificó al JSOC de “un ala especial de nuestra comunidad de operaciones especiales que ha sido establecida independientemente… No dependen de nadie, excepto en los días de Bush-Cheney, cuando dependían directamente de la oficina de Cheney… el Congreso no lo supervisa… Es esencialmente un equipo de asesinato ejecutivo, y sigue y sigue adelante.
Aunque en su época no se informó ampliamente sobre las actividades de McChrystal en el JSOC, Newsweek publicó un breve artículo sobre su persona en junio de 2006:
Nadie habría mencionado para nada su nombre si el presidente George W. Bush no lo hubiera destacado en público. El teniente general Stanley McChrystal, salido de West Point en 1976, no es una persona sobre la cual el Ejército guste de hablar. Ni siquiera aparece en la guía telefónica de Fort Bragg, Carolina del Norte, su base de operaciones. No es que McChrystal haya hecho algo malo – al contrario, es una de las estrellas ascendientes del Ejército – es porque dirige la fuerza más secreta de las fuerzas armadas de EE.UU. Es el Comando Conjunto de Operaciones Especiales, los sujetos de ‘operaciones ocultas’ que comen serpientes, degüellan, que capturaron a Sadam Husein y atacaron a Abu Mussab al-Zarqaui.
JSOC forma parte de aquello a lo que el vicepresidente Dick Cheney se refería cuando dijo que EE.UU. tendría que “trabajar el lado oscuro” después del 11-S. Para muchos críticos, la observación del vice en 2001 impulsó su reputación como el Darth Vader de la guerra contra el terror y auguró lo malo que vendría, como los abusos en los interrogatorios en Abu Ghraib y en Guantánamo. Pero EE.UU. también tuvo su parte de Caballeros Jedi que combatían en lo que Cheney llama “las sombras.” Y McChrystal, un afable pero duro Ranger del Ejército, y la Fuerza Delta y los otros equipos de élite que comanda están entre ellos…
Rumsfeld está especialmente enamorado de las fuerzas de “acción directa” o así llamadas SMU – Unidades de Misiones Especiales de McChrystal – cuya tarea es matar o capturar a sujetos malvados, dicen fuentes del Pentágono dispuestas a hablar sobre Operaciones Especiales sólo bajo condición de anonimato. Pero los críticos dicen que el Pentágono está prestando poca atención al lado de “mentes y corazón” de Operaciones Especiales que es crítico para la contrainsurgencia – como ser entrenar a ejércitos extranjeros y tener contactos con la gente del lugar.
Sin embargo, es posible que McChrystal, no sea un caballero tan blanco como lo presenta Newsweek. Una impresión mucho menos halagadora de su persona la presenta un artículo de Esquire que apareció al mismo tiempo que el de Newsweek. Ese artículo detalla revelaciones de un interrogador militar, “Jeff,” sobre el uso de la tortura “en un campo secreto utilizado por la Fuerza de Tareas 121, el máximo equipo de Operaciones Especiales, la punta de titanio de elite en la lanza de Donald Rumsfeld".
Era cosa de orgullo que la Cruz Roja nunca pudiera cruzar la puerta, dice Jeff. Es importante, porque desafiaba las Convenciones de Ginebra que exigen que la Cruz Roja tenga acceso a prisiones militares. “Una vez, alguien lo mencionó al coronel: ‘¿Los dejarán entrar algún día?’ Y él dijo, en ningún caso. Se lo habían dicho directamente el general McChrystal y el Pentágono que de ninguna manera podía entrar la Cruz Roja – no tienen acceso y nunca lo tendrán. Esta instalación está completamente cerrada para cualquiera que investigue, incluso investigadores del Ejército”.
En vista de la historia de la Fuerza de Tareas 121, fue una promesa notable. Formada en el verano de 2003, llegó rápidamente a una triste notoriedad. En agosto la CIA ya había ordenado a sus agentes que evitaran Camp Nama. Luego dos iraquíes murieron después de encuentros con Seals de la Armada de la Fuerza de Tareas 121 – uno en Abu Ghraib y otro en Mosul – y una investigación por un coronel en retiro del Ejército llamado Stuart Herrington, de la que se habló por primera vez en The Washington Post, encontró evidencia de palizas generalizadas. “Todos lo saben,” dijo un agente de la Fuerza de Tareas a Herrington. Seis meses después, dos agentes del FBI plantearon inquietudes sobre marcas de quemaduras sospechosas y otras señales de tratamiento brutal. Luego el jefe de la Agencia de Inteligencia de la Defensa informó que sus hombres habían visto evidencia de prisioneros con marcas de quemaduras y magulladuras y que una vez vieron a un miembro de la Fuerza de Tareas “golpeando al prisionero en la cara hasta el punto que el individuo necesitó atención médica”.
Fred Kaplan en Slate y Andrew Sullivan en The Daily Dish también han señalado la participación de la Fuerza de Tareas 121 en brutales interrogatorios y la aparente protección de los abusos por el general McChrystal.
(Extraído de www.rebelion.org)
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