viernes, 13 de junio de 2008

Los beneficios del terror

Reuters publicó que Convar, una empresa alemana de computación ayudó a restaurar información de más de 400 discos duros recuperados de los escombros. Convar recuperó información de 32 ordenadores que sugieren que hubo transacciones ilegales. Richard Wagner, un experto de Convar dijo que tenían sospechas de que algunas personas sabían de antemano la hora de los ataques para mover cantidades de más de 100 millones de dólares, creyendo que no quedaría evidencia de las transacciones una vez destruidos los servidores. Después del análisis, Convar entregó los resultados al FBI. Aunque el FBI esta obligado a investigar hasta hoy no han hecho nada.




Reuters

21/12/2001


Especialistas informáticos alemanes están intentando encontrar la verdad detrás de una oleada inexplicada de transacciones financieras hechas momentos antes de que los dos aviones secuestrados se estrellaran en el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre. Y están encontrando las pruebas dentro de las mismas ruinas de las torres gemelas. Hubo un pronunciado ascenso de las transacciones con tarjeta de crédito a través de algunos sistemas informáticos del World Trade Center poco antes que los aviones golpearan las torres gemelas. ¿Pudo ser una intervención criminal qué conocía anticipadamente los sucesos? ¿O fue solamente una coincidencia que más de 100 millones de dólares se movieran a través de los ordenadores poco antes del desastre? La firma alemana Convar, líder mundial en la recuperación de datos, está intentando contestar a esas preguntas mientras ayudan a las compañías de tarjetas de crédito, telecomunicaciones y contables de Nueva York a recuperar sus expedientes de ordenadores que han sido dañados parcialmente por el fuego, el agua o el polvo. Están utilizando una tecnología pionera de exploración láser para encontrar datos sobre discos duros dañados encontrados entre los escombros del World Trade Center y otros edificios próximos. Hasta ahora, han recuperado la información de 32 ordenadores que apoyan las sospechas de que algunas de las transacciones del 11 de septiembre eran ilegales: "La sospecha es que información anticipada sobre el ataque fue utilizada para realizar transacciones financieras ilegales en la creencia que en medio de todo el caos los criminales tendrían, por lo menos, una buena ventaja", dice Peter Henschel, director de Convar. "Por supuesto es también posible que hubiera razones perfectamente legítimas para la subida inusual del volumen de negocio. Podría resultar que los americanos se vieran súbitamente atacados de una borrachera consumista esa mañana de martes. Pero hay muchas transacciones que no encajan con esta explicación. No solamente el volumen sino el tamaño de las transacciones era de lejos más alto que el habitual un día como aquel. Hay fundadas sospechas de que fueron planeadas para aprovecharse del caos". Hay varias compañías de recuperación de datos en los Estados Unidos y Europa, pero Convar está haciendo la mayoría del trabajo del World Trade Center debido a su tecnología de la exploración con láser. Convar desarrolló hace dos años un explorador láser que permite recuperar datos de ordenadores gravemente dañados. Dentro del edificio de Convar en Alemania, muchas puertas tienen cerrudaras electrónicas por razones de la seguridad. En el centro de la instalación hay un gran espacio libre de polvo, un "sitio limpio" donde los discos de ordenador dañados vuelven de nuevo a la vida. Los datos que recuperan son enviados inmediatamente de vuelta a Nueva York.

¿Qué fue de las cajas negras de los aviones?

Un avión comercial lleva dos cajas negras distintas. Una que graba las voces de la cabina y otra que graba los datos del vuelo. La grabadora de voz graba todos los sonidos de la cabina incluidas conversaciones y alarmas. La grabadora de datos registra hasta 28 parámetros como la hora, altitud, velocidad, rumbo, etc. Las grabadoras están hechas de los materiales más resistentes conocidos por el hombre, y la información es grabada constantemente en un rollo. Cualquier daño provocado al rollo es provocado en el exterior.

La comisión investigadora dice que las cajas negras de los vuelos 11 (primera torre) y 175 (segunda torre) no se encontraron. Sin embargo, el FBI clama haber encontrado el pasaporte de Satan Suqami, que se le salió del bolsillo y cayó en la calle.

Así que, cuatro cajas negras, hechas de los materiales más fuertes, fueron destruidas. Y aún así, un pasaporte hecho de papel sobrevivió.

Ted Lopatkiewicz, portavoz del NTSB (National Transportation Safety Board), dijo que es extremadamente inusual que no recuperen las cajas negras. Resulta que Ted tenía razón. Nicholas DeMassi, un bombero que ayudó en el rescate dijo:

"Fui asignado para llevar a agentes federales al sitio para buscar las cajas negras. Había cuatro, encontramos tres."

El director del FBI dijo que la grabadora de datos del vuelo 77 (pentágono) contenía información sobre la altura, rumbo, velocidad, etc. Pero que la grabadora de voz no tenía nada útil.

Y en cuanto al vuelo 93 (Pennsylvania), es el único cuya grabadora de voz fue recuperada. Fue reproducida para las familias en el 2002, pero tuvieron que firmar un acuerdo de no divulgación. Y por alguna razón, los últimos tres minutos no están contados.

El FBI no tiene explicación.

¿Por qué la comisión diría que las cajas no fueron encontradas?

¿Por qué el director del FBI dice que no hay nada interesante en la grabadora del vuelo 77?

¿Por qué no se grabaron los últimos tres minutos del vuelo 93?

miércoles, 11 de junio de 2008

El misterio del ántrax

Desde principios de octubre se dispararon las alarmas: alguien estaba enviando sobres con esporas de ántrax en lo que se calificó como el primer episodio importante de terrorismo biológico. Desde el primer momento se relacionó el episodio del ántrax con los atentados del 11 de septiembre. A pesar de que la campaña provocó apenas 5 muertes, a los pocos días de haberse iniciado, la psicosis se había extendido por los EEUU. Desde el poder, se hizo todo lo posible por relacionar la campaña bioterrorista con Bin Laden. ¿La prueba? La esposa del editor del diario Sun de Miami, en el que trabajaba la primera persona que falleció a causa del ántrax en EEUU, alquiló dos apartamentos en Delray Beach a los presuntos secuestradores que llevaron a cabo los atentados del 11 de septiembre. Los resúmenes de agencias indicaban que los investigadores no tienen dudas de que los apartamentos fueron lugar de reunión para los sospechosos y, desde allí, se planificaría la campaña del ántrax. Con una prueba tan débil se construyó el mito de la implicación de Bin Laden en la campaña del ántrax y se difundieron los rumores sobre la inminencia de un ataque con armas químicas y bacteriológicas. En esos momentos, los bombardeos americanos sobre Afganistán se habían sistematizado y empezaban a llegar noticias de masivos “daños colaterales” sobre la población civil. Los rumores sobre violación de los derechos humanos en aquellos momentos estaban tomando cuerpo: el 31 de octubre el FBI había practicado 1000 detenciones, cuyas identidades no habían sido difundidas y se sabía que se estaban practicando detenciones secretas (La Vanguardia, 31 de octubre 2001). La nueva ley antiterrorista aprobada tras los atentados del 11-S equivale a un estado de excepción permanente, permite a las autoridades detener durante siete días sin cargos y sin control judicial. Las fuentes oficiales que difundían esta noticia reconocían que la inmensa mayoría de los detenidos no tenía nada que ver ni directa ni indirectamente con los atentados del 11 de septiembre. Otra de los argumentos (ya que no “pruebas”) más absurdos con las que se intentó relacionar el ántrax con Bin Laden, pasaba por España. Obsérvese. El 12 de octubre el FBI filtró la noticia según la cual, dado que España era el país europeo en el que se producían más casos de ántrax y Mohamed Atta, considerado como presunto “coordinador” de los atentados del 11 de septiembre, había pasado por España, ergo... la relación era evidente. Por increíble que parezca, un argumento de este jaez se publicó en La Vanguardia del 12 de octubre (página 11). Pero la campaña de despropósitos no cesó aquí. El 15 de octubre las agencias difundieron una noticia cuyos titulares eran inquietantes: “Cruz Roja abandonó en Kabul un laboratorio que cultivaba ántrax”. Bastaba leer el titular para pensar que si en esos mismos momentos EEUU estaba siendo víctima de una epidemia de ántrax que seguía a los ataques del 11 de septiembre, siendo éstos atribuidos a los talibán, se estaba sugiriendo que en ese laboratorio afgano se cultivaba el ántrax criminal distribuido en EEUU Solo que había que leer la letra pequeña de la noticia para advertir que se trataba de un nuevo rumor malintencionado: el propio responsable de los programas de la Cruz Roja para Afganistán comentaba que “Se trata de un laboratorio modesto que costó 125.000 dólares y que manejaba matrices inofensivas del bacilo del carbunco”. Se añadía incluso que “la cepa utilizada es la bautizada como la 34F2 Sterne, que todos los expertos saben que no puede ser reactivada”. El 12 de diciembre de 2001, la cuestión del ántrax repuntó por última vez en las primeras páginas de los diarios americanos. Ya habían pasado dos meses desde la aparición de los primeros sobres con ántrax. A mediados de diciembre, los bombarderos americanos machacaban las posiciones talibán en Tora Bora y la carne de cañón de la Alianza del Norte asaltaba las cuevas donde la mitología del 11 de septiembre ubicaba a Bin Laden. Pocos talibán se rinden, la mayoría de los que resultan capturados están heridos; uno de ellos es un joven musulmán norteamericano, John Walker, que se había adherido a las filas de Al Qaeda. Se sabe que no era un hombre importante en la organización, apenas un militante de base. Esto no impidió que funcionarios del Departamento de Estado pusieran en su boca declaraciones, a todas luces tan falsas como increíbles. La Vanguardia del 13 de diciembre tituló la noticia a tres columnas: “El talibán americano vaticina un ataque bioquímico en EEUU”. Y el diario catalán, tras dar la noticia de forma destacada, comentaba en el último párrafo, no sin cierta ingenuidad: “Su testimonio, sin embargo, no tiene mucho peso. No es probable que un soldado raso talibán, como era él, tuviera acceso a los planes terroristas de Al Qaeda”. El corresponsal de La Vanguardia olvidaba decir que la información sobre las supuestas declaraciones del talibán americano habían sido filtradas por el Pentágono. Y ya que hablamos de intoxicación informativa, llama la atención comprobar las noticias que fueron emitidas desde EEUU en relación a las investigaciones y a la existencia de laboratorios capaces de fabricar ántrax, por que en la disparidad de informaciones vertidas por los distintos centros de poder de los EEUU, hay algunas claves extremadamente importantes. Mientras que para el Gobierno (tamdem Cheney-Rumsfeld), la autoría de la campaña de ántrax había que atribuirla a Irak, el FBI culpó del origen de las esporas a “un laboratorio militar norteamericano”. Y todas las pistas, en efecto, llevaban a esta segunda posibilidad. ¿Por qué esta disparidad de criterios? ¿Acaso ese FBI –o, mejor dicho, algunos funcionarios- que ocho años antes había hecho todo lo posible para que estallara la primera bomba en el WTC, ahora estaban aquejados de un irreprimible deseo de profesionalidad y eran sinceros a la hora de indicar la existencia de una conspiración interior? ese mismo FBI que, junto a la CIA, habían enviado pistas falsas a buena parte de los gobiernos occidentales sobre presuntos miembros de Al Qaeda y estaba implicado en la maniobra de presentar a falsos culpables ¿se convertía ahora en brillante defensor de la verdad? No exactamente. Lo que ocurrió es que entre el 11 de septiembre y el momento en el que se produce la psicosis del ántrax, han pasado muchas cosas en EEUU Se hace evidente que la CIA y los organismos militares se están implicando en una nueva aventura exterior de la que pueden derivarse consecuencias imprevisibles; el tradicional aislacionismo americano queda atrás; en las semanas siguientes al 11-S, EEUU ha empezado a bombardear Afganistán, está desplazando tropas y medios militares ingentes a la zona y se prevé la intervención en otras zonas de la región. Es probable que el FBI no se llame a engaño. Sabe que cuando la CIA, a despecho de cualquier lógica y razonamiento, intenta implicar a Irán, Iraq o Rusia, lo que está es preparando las bases para acciones militares en el futuro. Y el FBI teme que esto vaya demasiado lejos y que el peso del complejo militar-industrial sea excesivo en el futuro. Así que denuncia la conspiración veladamente… cumpliendo sus funciones, es decir, realizando una investigación en profundidad. El 20 de diciembre de 2001 el FBI expone sus pruebas ante los medios de comunicación. La Vanguardia titulaba en su página 9: “El FBI cree que el ántrax salió de un laboratorio militar estadounidense”. Una docena de funcionarios militares estaba bajo investigación. El foco de difusión del ántrax era la base del ejército de Fort Detrick en Maryland, un centro que suministraba carbunco de la cepa “Ames” (a la que pertenecían las cartas enviadas a los senadores Tom Daschle y Patrick Leahy, a la NBC y a la redacción del Washington Post). Las primeras informaciones filtradas por el FBI sobre el laboratorio de Maryland se remontaban al 4 de diciembre. En ese momento, los muertos por ántrax ascendían a 5 y los posibles contaminados a 10.000… Después de esa declaración del FBI la epidemia desapareció como por ensalmo. La declaración del FBI equivalía a decir: “Sabemos quiénes habéis fabricado el ántrax y por qué lo habéis hecho. Así que no sigáis por ese camino o todo saldrá a la superficie”. Y efectivamente, la epidemia desapareció bruscamente y con ella se disipó la psicosis colectiva. Las otras pruebas difundidas por el FBI en la rueda de prensa eran mera coreografía. Exhibieron los textos de las cartas que acompañaban a las esporas. En ellas podían leerse frases del género “Alá es grande” y “Muerte a Estados Unidos”, que cualquiera hubiera podido escribir. En realidad, gracias a estas frases, la postura del FBI había empezado a estar clara a partir del 26 de octubre cuando, a través del Washington Post, ésta agencia federal filtró la sospecha de que no existían terroristas extranjeros tras las cartas con ántrax. En efecto, las frases estaban redactadas en un correcto inglés-americano y, por lo demás, la caligrafía no denotaba rasgos propios de quien está habituado a escribir en caracteres árabes. Hasta ese momento, el dogma establecido en la mitología del 11 de septiembre implicaba, obligatoriamente, pensar que Iraq o Al Qaeda, o ambos en comandita, estaban tras el bioterrorismo. El mismo día en que el FBI, a través del Post excluía la presencia de terroristas extranjeros, el Departamento de Estado recordaba que sólo EEUU, Rusia e Iraq estaban en condiciones de fabricar esporas tan sofisticadas. Lo cual era, manifiestamente falso. El 4 de diciembre el FBI respondía difundiendo el perfil de la persona que podía enviar el ántrax: científico, con acceso a la fuente de ántrax y con conocimientos y tecnología suficiente para refinarlo. Pero no era solo el FBI quien había decidido romper la baraja y evidenciar que todo era una conspiración interior. Los medios científicos no iban a la zaga. Es difícil callar a todo un pueblo. El diario La Razón del 25 de octubre sacaba a colación las declaraciones de Barbara Hatch Rosenberg, prestigiosa bióloga molecular de la Universidad de Nueva York que elaboró un informe sobre las esporas de ántrax, en el que se aseguraba que una persona que trabaja para el gobierno o que tiene contactos con funcionarios, había sido responsable de los ataques. La doctora Rosemberg añadía: “Toda la información disponible lleva a pensar en un laboratorio del gobierno como la fuente, bien del ántrax, bien de la fórmula para pulverizarlo”. La doctora era tajante en un punto: “Sólo existe un país capaz de desarrollar los medios para hacer armas biológicas”. Y ese país era EEUU Pocos días después, el FBI lanzó otro rumor a través del mismo diario: Serían activistas ultraderechistas norteamericanos los que estarían tras la campaña. En 1998 se produjo un extraño episodio de compra de esporas de ántrax por un militante ultra, luego… Esa pista se vertió en los medios pero no produjo el efecto deseado. Faltaba el móvil; por lo demás, era difícil concebir a ultras norteamericanos, católicos y evangélicos, escribir en el interior de los sobres “Mueran los EEUU” (ellos tan patriotas) o “Alá es grande” (ellos tan cristianos)… La carta de los ultras era una salida fácil: se evitaba la posibilidad de que el ántrax fuera la excusa para otra aventura exterior y, al mismo tiempo, se exoneraba a los funcionarios del gobierno de ser responsables del ataque biológico. La opinión pública norteamericana acogió la filtración con escepticismo y nadie volvió a insistir nunca más en ella. Y es que la campaña del ántrax había tenido un efecto colateral en la opinión pública: en una encuesta publicada el 20 de octubre de 2001, el 53% de los norteamericanos pensaban que las autoridades federales y locales no habían hecho lo necesario para prepararse contra un ataque biológico. Y eso era negativo para la credibilidad del gobierno y para la posible reelección de Bush. La creación de la psicosis había ido demasiado lejos; la cuerda se estaba tensando demasiado. Si la campaña de ántrax se inició para encubrir la crueldad de los bombardeos, ahora se corría el riesgo de que el gobierno perdiera credibilidad y pareciera incapaz de asegurar la protección del pueblo americano. Cada vez más, las sospechas planeaban sobre funcionarios del gobierno. De nada servían informaciones no contrastadas por otras fuentes que las del Pentágono (es decir, fuentes indignas del más mínimo crédito y especializadas en la intoxicación informativa) según las cuales, se habían encontrado en Afganistán 40 bases de armas químicas… una vez más, los genios de la intoxicación informativa no eran capaces de explicar cómo era posible que ningún talibán aventajado hubiera hecho uso, in extremis, de alguna de estas armas. El enemigo es “malo” por que posee armas de destrucción masiva, pero también es “tonto” por que los “buenos” las capturan antes de que sean capaces de utilizarlas. La información, publicada el 28 de noviembre, debe considerarse como otro intento de desviar la cuestión del ántrax hacia Afganistán. Vale la pena recordar que esas informaciones eran vertidas en los días más duros del bombardeo de Kandahar cuando ya se tenían datos suficientes de que se habían producido “daños colaterales” de consideración entre la población civil. Además, estaba reciente la muerte de una anciana de 94 años, Ottilie Lundgren, quinta víctima mortal del ántrax. A despecho de todos los informes de los especialistas, incluso en una fecha tardía, el 20 de noviembre de 2001, el Subsecretario de Estado afirmaba que EEUU se preparaba para acusar públicamente a Corea del Norte, Iraq, Irán, Libia y Siria de fabricar armas biológicas, entre ellas ántrax. Se aseguraba que Iraq “ha desarrollado, producido y almacenado precursores y armamentos paragüera biológica”. Decididamente, el gobierno parte de una presupuesto básico: que el pueblo de los Estados Unidos carece del más mínimo espíritu crítico y de nula capacidad de análisis. Por que la cuestión no es que el Iraq o en Marte se fabricaran armas bacteriológicas, sino que la epidemia de ántrax partía de laboratorios norteamericanos. Resumamos el estado de la cuestión: A partir del 10 de octubre, a un mes de los atentados, EEUU es víctima de una ola de pánico provocada por la recepción de sobres de correo que contenían esporas de ántrax. Mueren 5 personas. Estos envíos generan una oleada de psicosis colectiva en los EEUU que relega a segundo plano la campaña de bombardeos de terror sobre Afganistán. El Departamento de Estado presenta esta campaña como relacionada con los atentados del 11 de septiembre, es decir, con Bin Laden, Afganistán e Iraq. Ni una sola prueba avala esta teoría. El FBI y medios científicos y académicos americanos recuerdan que este tipo de esporas solo pueden fabricarse en laboratorios del Gobierno de los EEUU Tras esta denuncia, la campaña cesa. Resulta difícil extraer otra conclusión más que considerar el episodio del ántrax como una nueva fase de la guerra psicológica emprendida por el mismo grupo de poder responsable de los atentados del 11-S.

© Ernesto Milà – infoKrisis – infokrisis@yahoo.es


History Channel admite que los ataques con ántrax fueron un ataque interno

martes, 10 de junio de 2008

Los peligros de una guerra nuclear en Medio Oriente


“Un segundo 11-S”: El “Plan de contingencia” de Cheney

Aunque la “amenaza” de las presuntas ADM (Armas de destrucción masiva) de Irán está programaba para ser discutida en el Consejo de Seguridad de la ONU, se informa que el vicepresidente Dick Cheney ha instruido a USSTRATCOM (US Strategic Command) para que elabore un plan de contingencia “a ser empleado como reacción a otro ataque del tipo del 11-S contra Usamérica”. Este “plan de contingencia” para atacar a Irán utiliza el pretexto de un “Segundo 11-S” que no ha ocurrido, para preparar para una importante operación militar contra Irán.

El plan de contingencia que se caracteriza por una concentración militar en anticipación de posibles ataques aéreos contra Irán, se encuentra en un “estado de preparación”.

Lo que es diabólico es que la justificación para iniciar la guerra contra Irán se basa en la participación de Irán en un ataque terrorista contra Usamérica, que no ha ocurrido.

El plan incluye un ataque aéreo en gran escala contra Irán empleando tanto armas convencionales como nucleares tácticas. Dentro de Irán hay más de 450 objetivos estratégicos de importancia, incluyendo numerosas instalaciones de un presunto programa de desarrollo de armas nucleares. Muchos de los objetivos han sido reforzados o se encuentran a profundidad bajo tierra y no podrían ser destruidos por armas convencionales, de ahí la opción nuclear. Como en el caso de Iraq, la reacción depende de que Irán esté realmente involucrado en el acto de terrorismo dirigido contra Usamérica. Se informa que varios altos oficiales de la Fuera Aérea involucrados en la planificación están horrorizados ante las implicaciones de lo que están haciendo – el que se esté preparando un ataque nuclear no-provocado contra Irán – pero ninguno está dispuesto a dañar su carrera al presentar objeciones. (Philip Giraldi, “Attack on Iran: Pre-emptive Nuclear War”, The American Conservative, 2 de agosto de 2005)

¿Debemos pensar que los planificadores militares de USA esperan un Segundo 11-S, para lanzar una operación militar dirigida contra Irán, que actualmente está “preparada”?

El “plan de contingencia” propuesto por Cheney no se concentra en prevenir un Segundo 11-S. El plan de Cheney se basa en la suposición de que Irán estaría tras un Segundo 11-S, y que bombardeos punitivos serían inmediatamente activados, antes de la realización de una investigación, igual que los ataques contra Afganistán en octubre de 2001, supuestamente en retribución por el papel del gobierno talibán en apoyo de los terroristas del 11-S. Vale la pena señalar que el bombardeo y la invasión de Afganistán habían sido planificados mucho antes del 11-S. Como subraya Michael Keefer en un incisivo artículo:

“A un nivel más profundo, implica que “ataques terroristas del tipo 11-S” son reconocidos en la oficina de Cheney y el Pentágono como un medio legítimo de legitimar guerras de agresión contra cualquier país seleccionado para ese tratamiento por el régimen y su sistema de amplificación propagandística corporativa… (Keefer, febrero de 2006)

Keefer concluye que “un ataque contra Irán, que presumiblemente incluiría el uso de cantidades importantes de bombas nucleares extremadamente “sucias” de penetración del suelo, podrían seguir a un ataque con bombas sucias que sería presentado por los medios como realizado por agentes iraníes” (Keefer, febrero de 2006)

Texto completo en www.rebelion.org

La que se viene

por Juan Gelman

El Pentágono inició en febrero del 2003 –vísperas de la invasión a Irak– el análisis de un plan de guerra en gran escala contra Irán. Su código es Tirannt y no significa precisamente “tirano”, aunque la casi homofonía no es casual: se trata del acrónimo de “Theater Iran Near Term” (Escenario iraní a corto plazo), un plan de guerra en gran escala contra el régimen de Teherán que incluye la posibilidad de utilizar bombas nucleares anti-bunker, esas que llaman “limpias”, ya que sucias sólo serían las otras. Según el Arab Times de Kuwait, el plan se llevaría a la práctica antes de que termine abril. Esta afirmación, sin embargo, no toma en cuenta las inmersiones de EE.UU. en el pantano iraquí. O será que los “halcones-gallina” aman también fugarse hacia adelante.

Esta voluntad de extender la guerra a Irán no sorprende y ya empezaron a oírse las “razones” para aplicarlo. Fue bajo el gobierno Clinton que el Comando Central de las fuerzas armadas estadounidenses (Uscentcom) formuló en 1995 los “escenarios de guerra” a venir: primero Irak y luego Irán, ejerciendo “una contención dual destinada a mantener el equilibrio de poder en la región sin depender de Irán ni de Irak... con el propósito de proteger los intereses vitales de EE.UU. en la región: el acceso seguro e ininterrumpido de EE.UU. y sus aliados al petróleo del Golfo”.

El reconocido periodista, escritor y catedrático William Arkin, que fuera asesor de los servicios de inteligencia norteamericanos y tiene en ellos contactos excelentes, había ya informado que el Tirannt es padre de un plan de “grandes operaciones de combate” contra Irán, tanto a corto como a largo plazo, que hasta contempla “operaciones estabilizadoras tras el cambio de régimen iraní”: el llamado Conplan 8022. El diseño del plan está terminado y hace cuatro años que las fuerzas armadas de EE.UU. “construyen bases y se entrenan para la ‘Operación Libertad Iraní’”. El operativo previsto comprende también la realización de misiones que ejecutarían fuerzas de la OTAN y de Israel en caso de un ataque “preventivo” a Irán. Y los blancos –ya elegidos– no son únicamente militares: complejos industriales, infraestructuras de uso civil como caminos, sistemas hidráulicos, puentes, plantas de energía, torres de telecomunicación y otros figuran en la lista que, según el Arab Times, elenca 10.000 objetivos. Lo mismo hizo Israel en el Líbano.

En junio del 2004 Donald Rumsfeld, entonces jefe del Pentágono, alertó a las fuerzas armadas para que se aprestaran a llevar a cabo el Conplan 8022. Esto entraña que “los bombardeos y mísiles estén preparados para actuar en 12 horas como máximo después de emitida la orden presidencial”, dice Arkin. Fue entonces no más que un simulacro: es que Bush había emitido el mes anterior la directiva presidencial NSPD 35 titulada Autorización para el despliegue de armas nucleares que, se presume, implica la instalación de armas nucleares tácticas en los teatros de guerra del Medio Oriente en cumplimiento del Conplan 8022. Las fuentes de Arkin le señalaron que para concretar un ataque rápido contra ciertos objetivos iraníes en determinadas circunstancias “la única opción sería la nuclear”. Con consecuencias imprevisibles para el mundo entero, no sólo para Rusia, China y la región. Entre paréntesis: en ningún capítulo del plan se indica explícitamente que las operaciones contra Rusia y China están excluidas. Antes, por el contrario.

Un juego de guerra que el Pentágono desarrolló de septiembre a diciembre del 2006, titulado Escudo Vigilante 07, no se limitó al Medio Oriente: los enemigos fueron Irmingahm (por Irán), Nemazee (Corea del Norte), Ruebek (Rusia) y Churya (China), según reveló Arkin, que dio a conocer las secuencias y los detalles del juego asentados en un documento del Comando Norte de agosto del 2006. De paso: el “área de responsabilidad” de ese comando abarca a los territorios de EE.UU., Alaska, Canadá, México y hasta 500 millas náuticas –unos 800 kilómetros– de las aguas circundantes Algo es algo.

La Casa Blanca presiona para que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impongan sanciones cada vez más severas a Teherán si no detiene su programa nuclear. En tanto, evalúa la posibilidad de un ataque masivo contra Irán si las incumple. Otro motivo para una operación “preventiva” sería un nuevo 11/9 en territorio estadounidense, que –dice Arkin– “podría crear una justificación y una oportunidad, de las que hoy se carece, para una represalia contra ciertos objetivos conocidos, según ex funcionarios y agentes en activo familiarizados con el plan”. El ex embajador de EE.UU. ante la ONU John Bolton declaró que antes de que Irán desarrolle armas nucleares –lo que, con suerte, puede ocurrir dentro de cinco años, según el aparato completo de inteligencia estadounidense– “es preferible una acción militar desagradable”. Tiene razón: las bombas nucleares son realmente desagradables.

Simulacros de combate patrocinados por EE.UU.

El vídeo del Pentágono que denunciaba el hostigamiento de lanchas iraníes a buques estadounidenses estaba manipulado

El vídeo difundido por el Pentágono que mostraba varias lanchas patrulleras iraníes enfrentadas a buques estadounidenses en el estratégico Estrecho de Ormuz (el 5 de enero de 2008), a la entrada del Golfo Pérsico, está burdamente manipulado. Así lo desveló una televisión iraní que mostró el vídeo original.

"Las imágenes publicadas por la Armada Estadounidense fueron compiladas mediante vídeo de archivo, y el audio ha sido manipulado", señaló el canal Press TV, citando fuentes oficiales iraníes.

El Pentágono divulgó el pasado martes un vídeo, según el cual, lanchas iraníes se colocaron alrededor de buques estadounidenses en el Golfo Pérsico. En la grabación, un hombre dice en inglés: "Voy hacia ustedes... Explotarán después de ... minutos".

La grabación estadounidense se realizó desde el puente de mando de un destructor Hopper estadounidense. Desde allí, un tripulante de la Armada estadounidense dice por la radio: "Este es un buque de guerra de la coalición. Estoy realizando un tránsito de acuerdo con el derecho internacional. No tengo intención de causar daño".

Ver vídeo difundido por el Pentágono:


El gobierno estadounidense consideró lo ocurrido como un “acto de provocación” de Irán y presentó una protesta formal ante ese país, además de su denuncia internacional ampliamente recogida por los medios internacionales.

El vídeo ahora difundido desde Irán muestra que las embarcaciones iraníes se limitaron a aproximarse a los buques estadounidenses para examinar sus números de registro, una labor de reconocimiento que desde Teherán se calificó estos días de "rutinaria". El vídeo muestra a un oficial naval iraní, en inglés pero con acento iraní, que desde un pequeño barco se dirige por radio al destructor estadounidense diciendo. "Barco de guerra 73 de la coalición, éste es un barco patrullero de la Marina iraní".

"Este es el barco de guerra 73 de la coalición. Te leo alto y claro", responde una persona de acento norteamericano. El vídeo difundido no muestra ninguna amenaza iraní a los barcos de guerra estadounidenses.

Ver vídeo difundido por el canal Press:


La manipulación estadounidense consistió en añadir en el minuto 3:50 un sonido falso de amenaza de explosión y de ataque iraní mediante la expresión "Voy hacia ustedes... Explotarán después de ... minutos". Se trata de un sonido que se inserta en la grabación de forma tan burda que interrumpe la imagen quedando en negro y mediante un voz metálica robotizada que impide detectar el acento. Con esa escena se pretendía convencer a la opinión pública internacional de las intenciones agresivas de la Armada iraní, todos los medios de comunicación aceptaron como válido el vídeo a pesar de la sospechosa producción audiovisual y ninguno contrastó con el gobierno iraní para recoger su versión de lo sucedido.

La escritora exiliada iraní Nazanin Amirian ha recordado cómo ya el 3 de agosto de 1964 el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson informó de un inexistente ataque de las patrulleras vietnamitas al destructor USSMadox en el Golfo de Tonkin, y consiguió la autorización del Congreso para lanzar masivos ataques contra el gobierno de Hanoi. Un mecanismo de engaño similar fue usado también por Estados Unidos para provocar la guerra con España por Cuba en 1898. El hundimiento por una explosión accidental en el puerto de La Habana del acorazado estadounidense Maine fue titulado por la prensa estadounidense: “El barco de guerra Maine partido por la mitad por una artefacto infernal secreto del enemigo”. La guerra con España comenzaba.
Es evidente que las técnicas de engaño del gobierno de Estados Unidos siguen sin variar más de un siglo después.

(Extraído de www.rebelion.org)

lunes, 9 de junio de 2008

Las cenizas de la masacre de Oklahoma

Fernando Velázquez
Jueves, 21 de junio de 2001


El pasado 11 de junio, Timothy McVeigh, un veterano de la guerra del golfo, fue ejecutado por presuntamente detonar un carga explosiva en el edificio federal de la ciudad de Oklahoma, el 19 de abril de 1995.

La explosión causó la muerte a 168 personas y generó una de las campañas propagandísticas más grandes de la historia de los Estados Unidos. La ejecución por inyección letal de McVeigh ha provocado airadas protestas contra el presidente actual, pues durante sus gobiernos, primero como gobernador de Texas y ahora como ejecutivo, se ha ganado el primer lugar llevando condenados a la muerte.

Poco después de que muriera McVeigh, el presidente George Walker Bush declaró que "no se trataba de una venganza sino de hacer justicia." Pero la muerte del presunto culpable no ha ofrecido respuesta a las interrogantes generadas por la investigación, el juicio y su extinción física a manos del estado.

Muchos se preguntan por qué una parte de la información relevante a la explosión en la ciudad de Oklahoma ha sido clasificada "de seguridad nacional." Además las grabaciones en audio de las observaciones que hicieron los bomberos mientras revisaban las ruinas del sitio del atentado un día después de la catástrofe, han sido casi totalmente borradas. Y cuestionan cómo es que algunos personajes centrales en la preparación del atentado trabajaban como informantes de varias agencias de gobierno.

Pongámoslo en un poco de contexto.. A mediados de los años 90's, Washington enfrentaba un movimiento de "milicianos" armados en varias partes del país. Los grupos de "hombres libres" cuestionaban la legitimidad del gobierno federal, hablaban del Nuevo Orden Económico Mundial y la corporatización global y temían que millones de ciudadanos pasaran a las filas de desempleados.

En 1995, grupos neonazis, religiosos de la llamada orientación de "identidad cristiana" eran entrenados militarmente en ciudad Eloheen, una propiedad de 1000 acres al este del estado de Oklahoma. La educación militar allí estaba a cargo de Andrew Carl Straussmeyer, un soldado alemán especializado en inteligencia y miembro del colegio de guerra.

El curso incluía: aprender a convertir un arma regular en automática, cómo fabricar artefactos explosivos y tácticas terroristas. Los movimientos de los disidentes eran cuidadosamente observados por una agencia policial conocida como Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego ( la ATF por sus siglas en inglés) a través de Carol Howell, una informante confidencial que operaba dentro del campamento...

A fines de febrero de ese año, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) se percató de la infiltración por parte de la ATF y ordenó un cese a sus operaciones, afirma Roger Charles, periodista, veterano de la guerra de Vietnam y Teniente Coronel retirado de la Marina. Luego, argumentando que Howell experimentaba inestabilidad psicológica, la ATF la despidió y el 20 abril, un día después del atentado que destruyó el edificio federal de la ciudad de Oklahoma (y por el cual Timothy McBay fue ejecutado), le dio nuevo contrato a la informante pero ésta vez le dobló el salario, anota John D. Cash, periodista independiente y abogado. Según Charles, Howell vive ahora en la clandestinidad, manteniéndose alejada del gobierno.

Otras preguntas sin respuesta son: declaraciones de varias personas que dicen haber visto a miembros de las fuerzas de seguridad introducir explosivos de alto grado al edificio, días antes del atentado, los encargados de la seguridad del lugar y los jueces no fueron a trabajar el día del magnicidio, y reportes de daños mayores en partes de la estructura, lejos del vehículo que supuestamente generó la explosión.

Cash afirma que Howell dijo haber visitado la ciudad de Oklahoma acompañada por tres individuos entre los que se encontraban Andrew Straussmeyer y Dennis Mayhoum. ¿El objeto de la visita? buscar sitios para destruirlos con explosivos. Esa información ha sido removida de los archivos que el gobierno tiene sobre los informes de Howell, subraya el periodista.

Una de las figuras centrales en todo eso es Mayhoum, ex líder del Ku Klux Klan en Tulsa éste individuo ha sido declarado persona non grata en Canadá, Alemania e Inglaterra pero es siempre bienvenido en las oficinas del FBI en esa ciudad, dice Charles.

Para el periodista Cash, la figura que quizá haya sido central en la operación es Pete Longen, un ex miembro de las Naciones Arias del Ku Klux Klan, que en 1983 fue enviado a prisión en el estado de Georgia, y que mientras se encontraba allí, recibió ofertas de empleo de parte del Servicio Secreto. Roger y yo tenemos evidencia de que la ATF proveyó a Carol Howell con materiales para fabricar artefactos explosivos, ella los llevó a Ciudad Eloheen e invitó a Dennis y a otros a fabricarlos y explotarlos, luego regresó con los pedazos y los archivó.

Después el FBI le ordenó a la ATF que terminara la investigación y destruyera la evidencia que tenían contra Dennis, dice. En el caso de Straussmeyer, Steven Johns, el abogado de Timothy McBay pidió al juez que ordenara a la fiscalía investigar todos los vínculos del alemán con agencias de policía e inteligencia. Cuando llegaron los datos, la defensa no pudo tener acceso a ellos. Beth Wilkerson, la subjefa de equipo de la fiscalía, aseguró al juez en conferencia a puerta cerrada, que Straussmeyer no estaba vinculado a ningún órgano del gobierno.

En agosto de 1995, Straussmeyer se mudó de Oklahoma a Carolina del Norte, y en diciembre se trasladó a Texas, por donde cruzó la frontera a México rumbo a su nativa Alemania. Después de que el gobierno se enteró que Straussmeyer había retornado a su país de origen, la división antiterrorista del Departamento de Estado lo declaró un terrorista vinculado a la explosión de la ciudad de Oklahoma, comenta Cash. Por su parte el teniente coronel retirado dice tener información de que Straussmeyer vive ahora en Dublín, Irlanda, en una casa propiedad de la policía y que según reportes, trabaja con el Ejército Republicano Irlandés.

Cuando Michael Tigger, representante legal de Terry Nichols (supuesto cómplice de Timothy McBay en la destrucción del edificio federal), hacía sus comentarios de clausura durante el juicio (de Nichols) dirigió su mirada a los miembros del jurado y dijo: el gobierno sabe la verdad de lo que pasó allá pero no les va decir porque piensa que ustedes no podrían entenderlo. Mientras tanto, McVeigh murió ejecutado por inyección letal, afirmando que él fue el responsable del magnicidio. Algunos incrédulos afirman que el gobierno hizo uso de varias agencias policiales que a través de informantes, persuadieron a McVeigh y otros como él, a ejecutar un plan gubernamental, destinado a fomentar apoyo político para aprobar legislación antiterrorista, preparada para contrarrestar a los grupos armados en el país.

Otros opinan que la tragedia pudo haberse evitado si los "supervisores" de informantes o soplones fueran menos ineptos. El resto cree casi todo lo que dice la prensa oficialista y responsabilizan a McBay del acto terrorista. Para Hugo Rodríguez, un veterano de 20 años en el FBI, la verdad se hará pública cuando el gobierno desista de pensar que los ciudadanos no son capaces de entender "top secrets".

A continuación, un segmento del libro "La Vida Secreta de Bill Clinton," del escritor Ambrose Evans, el cual incluye parte de una interrogación juramentada a puerta cerrada en abril 24 de 1997 de Angela Finley Graham. Finley era "la controladora" o supervisora de Carol Howell, la informante de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF), quien inicialmente fuera enviada a infiltrar a la Resistencia Aria Blanca.


PREGUNTA: ¿La señorita Howell le dijo de las amenazas de Straussmeyer de dinamitar edificios federales, o no?
FINLEY: En general, sí.
PREGUNTA: ¿Agente Finley de la ATF, eso fue antes del bombazo contra el edificio federal de la ciudad de Oklahoma?
FINLEY: Sí.
PREGUNTA: ¿Bajo sus órdenes la señorita Howell trasladó a esa gente desde ciudad Eloheen hasta la ciudad de Oklahoma?
FINLEY: Ella fue con ellos, probablemente ella condujo (el auto).
PREGUNTA: ¿Ella le llamó antes y dijo que esos tipos de ciudad Eloheen deseaban ir a la ciudad de Oklahoma y que tenían algunos lugares en mente?
FINLEY: Esos lugares no incluían al edificio federal. PREGUNTA: ¿Ese viaje de residentes de ciudad Eloheen ocurrió antes del bombazo, mejor dicho, sólo unas semanas antes, verdad?
FINLEY: No, fueron meses, en el otoño de 1994.
PREGUNTA: ¿Está segura, acaso no fue en la tercera semana de febrero?
FINLEY: Lo siento, sí, la enviamos de regreso.


Poco después de la explosión mortal en Oklahoma, el periodista y Teniente Coronel retirado de la marina Roger Charles, trabajó con la cadena televisiva ABC y preparó un par de reportes para el noticiero vespertino "ABC Nightly News" con Peter Jennings. El contenido era información recogida a través de entrevistas con Carol Howell y corroborada con un vocero de prensa del Departamento de Justicia. Los dos trabajos fueron cancelados, según dice Charles, por presiones del Departamento de Justicia y la Casa Blanca. Los datos recabados por Charles aparecieron en la edición de junio de 2001 de la revista "Soldier of Fortune".

Lo que pasó realmente en Tonkin

El incidente del Golfo de Tonkin se trató de una operación de inteligencia, destinada a inventar un ataque, con el objetivo de proporcionar a la Casa Blanca de Lyndon Jhonson munición política para justificar la implicación norteamericana en Vietnam.

El 4 de agosto de 1964, Washington comunica que dos destructores norteamericanos que navegaban por el Golfo de Tonkin han sido agredidos por barcos torpederos norvietnamitas. El secretario de Defensa estadounidense, Robert McNamara anuncia que “hay pruebas inequívocas de un segundo ataque no provocado contra EEUU”.

Estos incidentes serán el motivo esgrimido para obligar al Congreso norteamericano a conceder plenos poderes a Johnson (el sucesor de Kennedy) para iniciar la escalada bélica en Vietnam, demandada por los sectores más duros del complejo militar industrial.

Hasta aquí la historia oficial, a la que habría que catalogar con el lema de algunos telefilmes: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Ya sabíamos –por la publicación el 13 de junio de 1971, a través del diario New York Times, de los llamados «papeles del Pentágono», un informe secreto elaborado por el Departamento de Defensa– de conversaciones telefónicas entre el Presidente y Robert McNamara, donde se desvelaba la existencia de operaciones secretas con el objetivo de provocar un ataque vietnamita que justificara la escalada bélica. Ahora sabemos lo que muchos teníamos como algo más que una sospecha: el segundo ataque nunca existió, fue un simple invento, una especie de “Cortina rasgada” –la película de Hitchcock donde EEUU es capaz de inventar una guerra inexistente–. Y lo sabemos porque lo dicen ellos. La inteligencia estadounidense acaba de desclasificar nuevos documentos que confirman que el gobierno de EEUU falsificó información para “fabricar” un ataque como el de Tonkin.

El más significativo de los documentos desclasificados es un informe escrito en 2001 por Robert Hanyok, historiador de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU, donde se afirma que los responsables del espionaje “distorsionaron deliberadamente” los datos, demostrando la inexistencia del ataque. Según Hanyokm los informes contenían “cambios en las traducciones sin explicación y la mezcla de mensajes sin relación en una sola comunicación”. El 90% de las comunicaciones relevantes interceptadas ese día a los norvietnamitas fueron omitidas, recortando y pegando las otras para que dieran el resultado, deseado pero irreal, de un ataque contra dos destructores norteamericanos. En realidad, tal y como confirma Hanyok, los supuestos atacantes ni siquiera sabían la localización de los destructores americanos USS Maddox y C. Turner Joy.

Se trató de una operación de inteligencia, destinada a inventar un ataque, con el objetivo de proporcionar a la Casa Blanca de Lyndon Jonson munición política para justificar la implicación norteamericana en Vietnam.

Nuevos documentos confirman que Kennedy pensó retirarse de Vietnam

Estados Unidos inventó un "casus belli" para llevar la guerra a Vietnam

Documentos desclasificados

Bombardeo japonés a Pearl Harbour

El 8 de diciembre de 1941, la aviación japonesa bombardea la base naval norteamericana en Pearl Harbour (Hawai). Una parte importante de la flota estadounidense en el Pacífico es destruída, y 2.500 militares perecen en el ataque. En 1993, la publicación por parte del servicio secreto británico de 1.300 documentos permitió conocer que Churchill conocía de antemano los planes de ataque japonés. La información se la había suministrado Washington. Los servicios de inteligencia norteamericanos habían descifrado los códigos e interceptado los mensajes entre el Gobierno japonés y sus embajadores, agentes y espías en todo el mundo de forma que las altas autoridades de Washington conocían secretamente la creciente disposición del Gobierno japonés a ese ataque. No sólo no procedieron a avisar a su propios soldados, ni a tomar las medidas de seguridad necesarias, sino que colocaron un anzuelo. Días antes del ataque, desplazaron de Pearl Harbour los portaviones, que luego serían decisivos en la superioridad militar yanqui, y reunieron una buena cantidad de navíos secundarios, pero que constituían la oportunidad que estaba esperando el militarismo nipón. Lo que antes era un rechazo popular, y también de la mayoría de representantes políticos, a la entrada en la contienda bélica se transforma en la movilización general de todo el país para la entrada en guerra.

El ataque a Pearl Harbour y su trama secreta

El hundimiento del Lusitania

En 1916 Woodrow Wilson fue reelegido presidente de los Estados Unidos. Uno de sus eslóganes era: "Él nos mantuvo alejados de la guerra". Por el contrario, sus intenciones eran bien distintas. El coronel House, agente de la gran banca internacional, mano derecha de Wilson y presidente estadounidense en la sombra, tenía la orden de inducir a los Estados Unidos a entrar en la I Guerra Mundial (1914 - 1918). En el fondo los motivos de la gran guerra europea eran estrictamente comerciales. La gran banca había prestado grandes sumas de dinero a Gran Bretaña, implicándose enormemente en su industria y comercio. Sin embargo, los negocios comerciales británicos se veían frenados por la competencia cada vez más dura de Alemania. A la banca le interesaba una guerra para no perder buena parte de sus intereses en Gran Bretaña. Además, necesitaban urgentemente el auxilio militar de los Estados Unidos. En este empeño utilizaron a todos sus agentes norteamericanos, sobre todo al coronel House, y todo su poder mediático. La mayoría de los grandes periódicos de la época, igual que sucede en la actualidad, estaban en manos de la gran banca. La excusa perfecta para entrar en la guerra en auxilio de los británicos vino dada por el hundimiento del Lusitania por submarinos alemanes. La muerte de ciudadanos estadounidenses en el incidente fue utilizado hasta la saciedad por los periódicos para crear un clima de opinión propicio a la participación en la guerra. La verdad sobre el hundimiento del Lusitania es, como siempre suele suceder, completamente diferente a lo divulgado por la prensa de la época. Tanto Gran Bretaña como Alemania llevaban a cabo un duro enfrentamiento submarino con la intención de que no llegaran municiones al bando contrario. El Lusitania iba cargado de municiones para el bando británico. De hecho, el gobierno alemán había publicado varios avisos en la prensa norteamericana para que ningún ciudadano de ese país viajase en el Lusitania, aduciendo que sería hundido, porque tal como se comprobó posteriormente viajaba cargado de municiones. Finalmente, en 1917, bajo el lema: "La guerra para acabar con todas las guerras" Estados Unidos entró en el conflicto. Al mismo tiempo, los conspiradores sacaban pingues beneficios de la industria bélica, además de aumentar la deuda de las naciones en guerra, lo que aumentaba su poder. El propio Winston Churchill confesó que si Estados Unidos no hubiese entrado en la guerra "la paz se habría logrado con Alemania, no hubiese habido colapso alguno por el que Rusia optara por el comunismo, ni caída del gobierno en Italia, seguida por el fascismo, y el nazismo nunca hubiese ganado ascendencia en Alemania". Sin comentarios...

"El Misterio del hundimiento del Lusitania"

Hundimiento de El Maine

El 15 de febrero de 1898, una explosión provoca el hundimiento del acorazado norteamericano Maine en las aguas cubanas, provocando la muerte a 264 marineros y 20 oficiales.

EEUU acusó de manera inmediata a España, pero hoy sabemos que fueron los propios norteamericanos los que autoinmolaron a sus compatriotas. España no sólo negó cualquier implicación, sino que apoyó la creación de una comisión de investigación internacional, incapaz de actuar debido al rotundo rechazo estadounidense.

La génesis se sitúa cinco años antes, cuando los jingoes, equivalentes a los actuales halcones, decidieron que el Caribe era la llave para su expansión por el continente. Un mes antes de los incidentes Theodor Roosvelt (entonces vicesecretario de Marina y posteriormente presidente, representante directo de los sectores más agresivos) declara que “hemos reunido una flota que arrasará el Caribe”.

Será el imperio mediático de Hearst, el ciudadano Kane de Wells, quien, en colaboración directa con Roosvelt, preparará el clima de guerra.

Desde un año antes, los corresponsales de sus periódicos enviarán crónicas inventadas desde Cuba denunciando la crueldad de los españoles. Días antes del hundimiento de El Maine, el mejor dibujante es enviado a Cuba para cubrir una guerra inminente. Al llegar a la isla, envía un telegrama: “todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver” La respuesta de Hearst es fulminante: “usted permanece en Cuba. Envíeme los dibujos y yo pondré la guerra”.

Horas después del atentado, antes de que se distribuyera ninguna información, Hearst, imponiéndose al director del periódico, publica en portada: “El Maine partido en dos por un infernal artefacto del enemigo”.

“Recordad el Maine” va a ser el lema de una persistente campaña dirigida a vencer las resistencias de la sociedad norteamericana hacia la entrada en una guerra.

sábado, 7 de junio de 2008

Bush y Cheney ante la comisión investigadora del 11-S

El presidente estadounidense y su vicepresidente respondieron a las preguntas de la comisión investigadora del 11 de septiembre integrada por cinco legisladores republicanos y cinco demócratas. Pero a diferencia de otros funcionarios y ex funcionarios Bush y Cheney lo hicieron a puertas cerradas y sin prestar juramento.

El presidente George W. Bush aseguró ayer que no ocultó ningún dato sobre su estrategia previa a los atentados del 11 de setiembre de 2001, tras declarar ante una comisión investigadora del Congreso estadounidense.

"Si hubiera tenido algo que ocultar, en primer lugar no me hubiera reunido con ellos", señaló Bush, quien sin embargo no dio detalles sobre su comparecencia de más de tres horas junto al vicepresidente Dick Cheney.

Bush afirmó a los periodistas que "respondimos todas sus preguntas" y señaló: "Yo quería que ellos supieran cómo fue la estrategia, cómo nosotros corrimos a la Casa Blanca, cómo nosotros tratamos las amenazas".

De esta declaración histórica ante una comisión de investigación no quedará registro sonoro ni escrito.

Sólo los comisionados del Congreso, que pudieron tomar notas durante la sesión, sabrán lo que Bush y su vicepresidente declararon en el Salón Oval de la Casa Blanca.

Bush dijo que "los comisionados se pronunciarán en su momento" y recalcó que "vamos a hablar de vulnerabilidades. Aún somos vulnerables. Al Qaeda todavía existe y nos odia", afirmó.

Agregó que, en la comparecencia, "hubo mucho interés sobre cómo se puede proteger al país de la mejor manera. Eso va a servir para sus recomendaciones y yo también quiero saber qué van a recomendar".

"El vicepresidente respondió a muchas de sus preguntas (de los legisladores de la Comisión) y yo también. Creo que fue algo positivo y útil", dijo Bush, quien se mostró reticente a brindar precisiones.

Cuando un periodista le preguntó si se lo había interrogado sobre la amenaza actual representada por Al Qaeda, Bush dijo que no pero de inmediato agregó: "Dije que no iba a dar detalles. Caí en la trampa, pero no voy a dar más detalles".

jueves, 5 de junio de 2008

¿Quién dejó escapar a los sauditas después del 11-S?

Un estudio de Jeffrey J. Connaughton publicado por The Boston Globe asegura que mientras los primeros días posteriores al 11 de septiembre de 2001, los aeropuertos estaban cerrados prohibiendo que ciudadanos americanos entraran a su propio país, los parientes de Bin Laden podían salir. El Departamento de Justicia y el inspector general del FBI no investigan por qué estas «personas de interés» estuvieron autorizadas a salir del país sin haber sido interrogadas.


De ser ciertas estas afirmaciones, surgen de ellas un manojo de preguntas:
¿A quién llamaron los sauditas para que el gobierno aprobara los vuelos?
¿Quién en el gobierno coordinó las autorizaciones para los vuelos?
¿Recibió el FBI informaciones de la Casa Blanca sobre la urgencia de permitir a estos individuos abandonar el país?
¿Expresaron los responsables del Departamento de Justicia objeciones con respecto a estas decisiones?
¿Contactaron algunos americanos con el gobierno de los EE.UU. para acelerar las autorizaciones de los vuelos?

Después de los ataques, cientos de árabes fueron encarcelados durante meses sin acceso a los abogados. El Departamento de Justicia reconoció que ni siquiera los Tribunales Federales están en condiciones de obligar constitucionalmente a alguien a testificar cuando ha sido declarado unilateralmente «enemigo combatiente»

Los responsables del FBI afirman que sus agentes interrogaron a los parientes de Bin Laden antes de que la Casa Blanca autorizada su salida del país. Pero Dale Watson, ex jefe del contraterrorismo del FBI, dijo que los sauditas que abandonaron el país «no fueron sometidos a entrevistas o interrogatorios serios»

El ex Secretario de Estado, Colin Powell, admitió que los vuelos habían sido «coordinados por el gobierno», pero no ofreció detalles sobre el compromiso del FBI. Por el otro lado, el Vicepresidente Cheney dijo no tener conocimiento de los vuelos, «pero un gran número de gente de esta parte del mundo abandonó el país poco después del 11-S porque estaba preocupada por la reacción del público aquí en los EE.UU. o que podrían ser discriminados.»

Si los vuelos de los sauditas después del 11-S hubieran sido autorizados durante el gobierno de Clinton, republicanos y demócratas habrían estado furiosos y habrían exigido una investigación parlamentaria. Algunos republicanos hubieran hecho lo imposible para acusar a Clinton de traición.

Los ataques del 11 de septiembre de 2001 cambiaron al país. Todavía, se necesitan herramientas necesarias para combatir con eficacia al terrorismo. Pero el silencio por parte de la administración Bush sobre estos vuelos de los sauditas son suficientes.
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Fahrenheit 9/11 - Michael Moore (conclusión)

miércoles, 4 de junio de 2008

¿Boeing 757 o artefacto militar?

Numerosos testigos confirman haber visto un artefacto volador estrellarse en el Pentágono. Sin embargo sus testimonios son muy diferentes a la hora de describir más precisamente el artefacto.


Varios testigos afirman haber visto un gran avión. Era «un avión de línea» afirma una mujer anónima interrogada por CNN el 11 de septiembre. ["a commercial plane"] «He visto un gran avión a reacción de American Airlines llegar muy rápido y a baja altura », declara a la AFP el Capitán de Infantería Lincoln Liebner. ["I saw this large American Airlines passenger jet coming in fast and low"]

Otros testimonios, recogidos en los primeros momentos por la prensa americana, hablan de un pequeño avión, de un artefacto al comportamiento extraño , hasta de un misil con alas.

El avión «tenía capacidad de 8 a 12 pasajeros» y «hacía un ruido estridente como el de un avión de caza», explica Steve Patterson al Washington Post, el 11 de septiembre. ["appeared to hold about eight to 12 people" and "sounded like the high-pitched squeal of a fighter"]

Tom Seibert, ingeniero de redes informáticas al Pentágono, cuenta al Washington Post : «Hemos oído algo muy parecido al ruido de un misil, luego hemos oído un gran sonido de explosión». ["We heard what sounded like a missile, then we heard a loud boom"]

«No había nada en el cielo salvo un avión, y parecía dar vueltas por encima de Georgetown, cambiando de rumbo hacia la izquierda, a gran altura», cuenta a CNN el Brigadier General Clyde A. Vaughn, vice-director encargado de la asistencia militar a las autoridades civiles. «Quizás se trate de aquel avión. Jamás he visto a un avión comportarse de esta manera en vuelo» ["There wasn't anything in the air, except for one airplane, and it looked like it was loitering over Georgetown, in a high, left-hand bank" - "That may have been the plane. I have never seen one on that (flight) pattern"]

Justo después del atentado, Mike Walter, periodista de USA Today, explica al Washington Posty y a la CNN que «era como un misil balístico con alas». ["it was like a cruise missile with wings"]

Danielle O'Brien, controlador aéreo al aeropuerto Dulles de Washington, donde despegó el vuelo 77 de American Airlines, explica que el aparato que se estrelló sobre el Pentágono tenía la velocidad y la capacidad de maniobra de un «avión militar». Su testimonio ha sido publicado por ABCnew y se puede leer en el sitio de la National Air Trafic Controllers Association. Reproducimos un extracto : «Me he fijado en el avión. Era un avión no-identificado localizado al Sur-Oeste de Dulles y desplazándose a muy alta velocidad. No era nada más que una señal en la pantalla» O'Brien preguntó entonces a Tom Howell, controlador aéreo sentado cerca de ella, si veía también la señal. «Dije, ' Dios mío, parece que se dirige hacia la casa blanca'» se acuerda Howell. «Grité ' ¡Hay algo que se dirige hacia la casa Blanca!' Volando a una velocidad de 500 millas por hora [unos 800km/h], el avión se dirigía todo recto hacia la zona que llamamos P-56, el espacio aéreo protegido número 56 que cubre la casa Blanca y el Capitolio»

«La velocidad, la capacidad de maniobra, la manera con la que giró, cada uno de nosotros en la sala Radar, controladores aéreos experimentados, cada uno de nosotros pensaba que se trataba de un avión militar» explica O'Brien. «No se pilota un 757 de esta manera. Es demasiado peligroso»

lunes, 2 de junio de 2008

Testimonio de Norman Mineta ante comisión de investigación 11-S

Testimonio de miembro del gobierno de Bush demuestra complicidad oficial en ataques del 11-S

La historia oficial del 11-S se puede resumir así: nadie supo nada a tiempo para hacer nada para impedir o minimizar los ataques.

Pero eso no es así. El testimonio ante la comisión oficial de investigación del 11-S por parte del Secretario de Transporte (o sea, un integrante del gobierno de Bush) Norman Mineta, muestra claramente que el Vice-Presidente Richard Cheney dio órdenes precisas referentes al vuelo 77, que supuestamente impactó contra el Pentágono.

La cuestión en el aire es, ¿cuáles fueron esas órdenes? Y, correlativamente, ¿por qué no quiso la comisión oficial aclarar la naturaleza de esas órdenes?

Según su testimonio, Mineta había llegado al centro de operaciones debajo de la Casa Blanca a las 9.20, cuando todo el mundo sabía que EE.UU. estaba bajo ataque.

Mineta responde a una pregunta de la comisión sobre la situación en el PEOC (Presidential Emergency Operating Center). Describe una conversación entre Cheney y un joven sobre las 9.25:

"Cuando venía el avión hacia el Pentágono, vino un joven y le dijo al Vice-Presidente "el avión está a 50 millas, está a 30 millas," y cuando estaba a 10 millas, el joven también dijo, "¿Siguen siendo válidas las órdenes?, señor," y el Vice-Presiente volvió la cabeza y dijo: "Claro que siguen siendo válidas. Has oído otra cosa?"

Se puede ver el testimonio de Mineta aquí (otro indicio de encubrimiento: la página web de la comisión oficial omite este vídeo, aunque el texto del testimonio sigue allí):



Le preguntan a Mineta de cuál vuelo se trataba, y dice que era el vuelo 77, que se estrellaría contra el Pentágono a las 9.37. Y los miembros de la comisión intentan obligar a Mineta a decir que había ya ordenes de derribar los aviones, pero Mineta no muerde el anzuelo, y además sabemos que no existen ordenes de derribar a los aviones secuestrados.

¿Cuales fueron las órdenes de Cheney?

Hay que precisar que la versión de Mineta, que es testigo de la presencia y posición de mando de Cheney en el centro de operaciones ya a las 9.20, es respaldada por otros testigos: Richard Clarke, el coordinador antiterrorista de la Casa Blanca, el fotógrafo oficial de la Casa Blanca, y el propio Cheney, quien dijo tras el 11-S que los servicios secretos se lo llevaron justo después del impacto del segundo avión.

En su informe final, sin embargo, la comisión oficial omite y contradice el testimonio de Mineta y, además, asevera que Cheney no llegaría al centro de operaciones hasta 40 minutos mas tarde, en contra de todas las informaciones disponibles hasta hoy día. O sea, hemos de entender que la conversación entre Cheney y el joven simplemente no ocurrió, y no pudo haber ocurrido.

Sin duda, Cheney dio órdenes de NO DEFENDER el Pentágono contra el avión, pues de otra forma la pregunta del joven no tendría sentido en una situación en que todos sabían que EE.UU. estaba bajo ataque. Y el encubrimiento por parte de la comisión - que altera la cronología a su antojo para no verse obligado a hacer preguntas incomodas - confirma la complicidad oficial del gobierno de EE.UU. en los ataques terroristas, pues el régimen de Bush necesitaba una conmoción nacional para poder llevar a cabo sus planes de guerra.

Años después, Mineta esta sorprendido de oír que su testimonio no se consideró por la comisión del 11S.

(extraído de www.investigar11s.org)